Capítulo 39

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Capítulo 39

Dave suspiró. Había vuelto la noche anterior a la ciudad, pero se había quedado con Ana. Era sorprendente como quería estar con ella a cada momento y no dejarla sola en ningún momento. Era como si una veta de posesividad y de protección había despertado en él. Le había costado demasiado dejarla volver a la ciudad en su propio auto ya que debía regresar en el suyo, aunque su novia le había recordado que el día anterior había llegado hasta San Luis por su propia cuenta.

Luego de dejarla por la mañana en la oficina había directo a la florería para hablar con Arianna, no quería dilatar más las cosas quería que ya todo el mundo supiese su decisión. Observó la fotografía de su padre que guardaba en la visera del piloto pensando en qué habría sucedido si él estuviese vivo. ¿Estaría orgulloso de él? ¿sentiría que valió la pena cada sacrificio que hizo por su bienestar?

Le gustaba pensar que sí.

Siempre había sido un chico risueño, alocado y algo despistado, pero siempre trató de ser alguien bueno, en la escuela se destacó en los deportes y para sorpresa de muchos también en los estudios y de hecho terminó dentro de los primeros lugares de su generación al igual que lo hizo en la universidad, a pesar de que su padre ya se había ido. Nunca fue de los que se aprovechaba de la debilidad de los demás, sino, todo lo contrario, aceptaba a todo el mundo por quien era y no por lo que tenían o dejaban de tener, trataba de ser agradable con las personas y con aquellos quienes no le agradaban prefería mantenerse alejado a ocasionar alguna discusión y menos una pelea. Por esa misma razón es que ahora estaba frente a la floristería de la Arianna armándose de valor para hablar con ella. Esa mujer era quien le había dado todo el amor, la seguridad y el respaldo que entregaba una madre por lo que para él era realmente importante tener su apoyo en este momento, aunque ella no estuviese de acuerdo con su decisión y moría de ganas por decirle la gran noticia de que se convertiría en abuela.

Sonrió al pensar lo loco que era. Precisamente él era quien se convertiría en padre. Siempre pensó que Eliot sería quien haría eso mientras él sería el tío mujeriego a quien su amigo regañaría por llegar con una novia diferente a cada reunión familiar siendo un mal ejemplo para sus hijos. Pero ahora a penas y podía contener la emoción. Le había costado más que nada en la vida no irlo gritando por todos lados. Pero Ana quería que primero dejaran en claro para los demás que habían decidido estar juntos pese a todo antes de darles la noticia y que ellos pensaran que lo estaban haciendo por un mero sentimiento de responsabilidad.

Odiaba que tantas personas quisieran y se sintieran en el derecho de opinar lo que debían hacer, pero a la vez lo entendía, la situación no era solamente que la familia de su novia no lo quisiese, eso podía manejarlo, le había pasado unas cuantas veces en el pasado. Esta vez era que la familia de su novia era en parte también la suya y ellos se acababan de enterar.

Bajó del auto para entrar en la florería, no podía dilatarlo más. Cuando entró recibió el saludo de las chicas que trabajaban ahí y se encontró a Lucy con los brazos abiertos hacia él, esa mujer era la confidente de Arianna así que era obvio que ella ya lo sabía todo. Los abrazos de esa mujer eran los más reconfortantes de la vida. Por lo mismo era la mujer de sus sueños.

—Cómo extrañaba que me abrazaras —la estrechó más en sus brazos.

—¿Estás bien?

—Mmm... no mucho, creo que un besito lo arreglaría todo —dejó un beso largo y apretado en su mejilla hasta que la anciana golpeó su espalda para que la soltara.

—Ve con Arianna que está preocupada por ti —Lucy acarició su mejilla y le sonrió de esa manera que solo ella sabía—. Dile lo que sientes con respecto a todo, ella te ama y como todos nosotros solo esperamos que seas inmensamente feliz.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora