Capítulo 20

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Capítulo 20

—¡Buenos días! —las tres mujeres que acomodaban la tienda de flores dieron un salto ante el grito inesperado de Dave que entraba con una sonrisa de oreja a oreja— Hermosas señoritas —saludó con una exagerada reverencia. Las tres lo miraron extrañadas de su felicidad y algo renuentes al ruidoso beso en la mejilla que dejó en dos de ellas.

Cuando se acercó a la tercera esta levantó una pequeña rama —de esas que servían para adornar los diferentes ramos—, para defenderse de su ataque. Dave hizo un puchero en su dirección y logró sacarle una sonrisa a la mujer, aprovechando la décima de segundo en el que ella bajó la rama, Dave la tomó en sus brazos y la alzó girando.

—¡Dave! ¡Me vas tirar!

—Mi amada Lucy, mujer de mis sueños húmedos —la mujer lo golpeó con la rama para que la bajara—. ¡Auch!

—Ya te he dicho que puedo ser tu abuela.

—¡Pero no lo eres!

—Mejor ve con Arianna que está ahí toda preocupada por que no llegaste a dormir anoche, sin vergüenza. Y así dices que soy el amor de tu vida y quizás con quien te quedaste por la noche.

—Tu me rechazas cada vez, y uno no es de palo. Aunque si hubo algo así de duro en mi anoche…—Dave se escapó antes de que la mujer le volviese a pegar con la rama. Se reía de las caras estupefacta de las otras dos mujeres.

Aún riendo caminó hasta atrás, para ir a la oficina de Arianna, ella sabía que iba a ayudar a Eliot,  pero obviamente no pensó que no llegaría a casa, y aunque le mando un mensaje todo escueto, sabía que su tía Ari no se conformaría con una breve explicación. En el camino tomó una hermosa cala blanca que estaba dentro de un balde, su tía Ari las amaba. Todavía recordaba la vez que junto a su padre llenaron la casa de su mejor amigo con esas flores, ambos de alguna manera querían agradecer todo lo que esa mujer había hecho por ellos. Él había estado feliz, y por unos meses albergó la idea de que su padre pudiese enamorarse de ella. Dave sonrío. Eso habría sido realmente genial. Si tan solo su padre hubiese estado interesado en algo más que su trabajo y, su tía Ari no hubiese estado enamorada aún de su esposo.

Lo que parecía una discusión llamó su atención. Nadie le había dicho que Arianna estaba con alguien. La voz de la mujer era la que estaba alzada y la voz masculina trataba de calmarla logrando poco el cometido. Se acercó más a la oficina tratando de entender lo que decían.

—No sé cómo lo harás, Connor, y la verdad no me interesa. Pero vas a mantener a esa mujer lejos de él.

—Arianna, tranquilizante. Solo te dije que la vi para que estuvieras enterada. Para que estés preparada, nuestro chico nos va a necesitar mucho para cuando la encuentre otra vez…

—¡Quiero a esa mujer lejos de mi hijo!

¿De qué mujer hablaban? ¿Algo iba mal con Eliot?

Entró en la oficina dispuesto a saber qué estaba pasando. Si algo iba mal con Eliot él debía saberlo. Ese chico no sólo era su mejor amigo, era su hermano. Tenía derecho a saber si algo estaba amenazando su vida.

—Tía Ari… — las dos personas dentro de la oficina se sorprendieron por la irrupción y por un momento vio miedo en los ojos de la mujer que consideraba su madre— ¿algo está mal con Eliot? ¿De qué mujer hablan?

Por unos minutos Arianna no supo qué contestar, ¿cómo decirle que Connor y ella hablaban de él y no de Eliot? Dirigió una mirada al hombre frente a ella pidiéndole ayuda, mentir nunca había sido su fuerte y lo más probable es que no se haría buena justo ahora. El hombre pareció captar su mensaje y acercándose al chico golpeó su cabeza.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora