Capítulo 45

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Capítulo 45


—¡Esto es genial! ¡Peter, mira, mira! —Valeri solo se reía del entusiasmo de Andrew mientras los tres veían a Dave cortar leña para la fogata que harían por la tarde— A que tú no puedes hacer eso.

—A veces te detesto enano. A ver si Dave hace sándwiches de malvaviscos para ti más tarde.

Dave quedó con el hacha a medio camino ya que no pudo evitar reírse y esto le quitó las fuerzas de seguir cortando.

Por fin Andrew estaba cumpliendo uno de sus deseos, aunque les había costado casi la vida convencer a Janeth, entre todos —y Dave debía confesar que acudió a la culpa que ella sentía—, lograron que cediese a dejar que el pequeño saliera de la ciudad por casi dos días; así era como los cuatro estaban en San Luis, en la cabaña de Arianna cumpliendo la tan anhelada salida de hermanos del pequeño.

Aunque lograr que los dejaran salir así sin más era un eufemismo. Tenían todo un contingente de emergencias en caso de que cualquier cosa pudiese suceder, Zibel había contactado con el hospital del pueblo para asegurarse de que tenían lo necesario para controlar alguna emergencia mientras un helicóptero ambulancia estaba disponible de ser necesario un traslado de emergencia. Peter y Valeri traían todo lo necesario para mantener a su hermano por el corto tiempo que pasarían en la cabaña y él mismo había pasado una semana completa siendo instruido por todos de cómo debía actuar si Andrew tenía alguna crisis.

Las cosas poco a poco se estaban acomodando, cada que estaba en la misma habitación con Janeth, aunque aún le producía cierta incomodidad, ya no era asfixiante. Ambos eran capaces de estar alrededor del otro, incluso de interactuar y hablar sobre temas triviales. Nada demasiado serio para no despertar los ánimos de nadie.

Todos habían tomado bien la noticia de que Ana y él se casarían, aunque su tía Ari había puesto el grito en el cielo cuando le dijo que solo sería en un mes mientras Marian lo había hecho con la pequeña lista de invitados que le habían entregado, en ella no había más de treinta personas. Pero ambas se habían puesto manos a la obra para tener todo perfecto para la fecha. Ana le había pedido a Janeth que la ayudase con su vestido mientras él había pedido ayuda a Janine Binder para su traje. La madre de Nathan tenía una de las mejores tiendas de ropa de la ciudad y hace un tiempo que ella misma había vuelto a diseñar así que estaba seguro estaría en buenas manos.

—Dave, tú sabes hacer sándwiches de malvaviscos ¿verdad?

—Lo siento pequeño amigo, pero tendrás que rogarle a Peter. Los malvaviscos siempre se me queman.

Valeri se acercó a él mientras Andrew trataba de reconciliarse con su hermano. Le ayudó a recoger la leña que había cortado mientras encendía la fogata, lo harían temprano porque a pesar de que no tenían supervisión no querían abusar, las noches de San Luis eran bastante frías como para que Andrew se quedase afuera por demasiado tiempo.

—Gracias, Dave —Val habló lo suficientemente bajo para ser solo él quien escuchara—. Por ceder ante Andrew.

—Esto no es solo por él, Val —miro a su hermana—. También es por Peter, por ti y por mí. Quiero conocerlos, quiero que me conozcan.

—También quiero eso. Amo a mis hermanos, incluso cuando Peter se pone todo odioso... espero que cuando diga eso en un futuro también te incluya —Dave le sonrió y la atrajo en un abrazo.

—Crecí junto a Eliot y Katherine, para mí ellos son mis hermanos. Pero también espero en un futuro pensar en ustedes de la misma manera.

El resto de la tarde fue solo risas, Dave no mentía cuando dijo que los malvaviscos se le quemaban así que Peter fue designado cocinero oficial, Valeri fue la encargada de la música ya que había llevado su guitarra y era la única que sabía tocarla mientras él contaba historias y mantenía el fuego.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora