Capítulo 29

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Capítulo 29


Estaba aturdido, como si le hubiesen dado con un bate en la cabeza. Y no solo porque tenía frente a él a la mujer que hace unos meses le ayudó a escoger la alfombra para Ana diciéndole que era su abuela sino porque las palabras de su florecita lo habían dejado en ese estado.

"Loco y todo te amo, Dave."

¿Lo amaba? Ella... ¿de verdad lo hacía o fueron palabras causadas por la situación, o tal vez una mera repuesta a las suyas?

Quería preguntarle, pero cuando estaba punto de hacerlo la puerta de entrada de la casa se abrió y un señor mayor que lo miraba con cara de pocos amigos llegó hasta ellos y los obligó a entrar. Aunque estaba distraído, se las arregló para responder lo más educado que pudo cuando Ana le dijo que el hombre mayor que había salido a llamarlos era su abuelo. El señor Dawson no se veía para nada como se lo había descrito Jonas Binder, el abuelo de Ana al que estaba seguro le sacaba más de veinte centímetros de estatura se veía intimidante y esos ojos turquesa que eran iguales a los de Andrew mostraban una frialdad que sentía que lo traspasaba. Pero en realidad lo que más le sorprendió fue cuando la abuela de Ana apareció y lo saludo con un ligero "Hola".

—Dave... ¿estás bien? —la mano de Ana tomó la suya para llamar su atención ya que se había quedado callado por unos segundos.

—Si... estoy bien, es solo que, no me esperaba que Marian fuese tu abuela. Aunque creo que debí darme cuenta, en cuanto la vi en la tienda pensé que tenían cierto parecido, pero creí que solo era mi imaginación.

—¿Marian? —el tono endurecido del abuelo de Ana se escuchó.

—Yo le pedí que me llamara por mi nombre —Marian se dirigió a su esposo antes de indicarle a todos que tomaran asiento—. Imagínate lo que fue para mi cuando estaba en casa de Ana, llegó el pedido de la tienda y vi la alfombra que yo misma había escogido. Aunque también creo que debí darme cuenta que hablabas de mi nieta en el momento que me comenzaste a hablar de la chica que tanto te gustaba.

—Am... mejor no recordemos eso...

—Yo quiero saber que decías... —Ana habló con una sonrisa.

—No, no quieres.

—Sí, sí quiero.

—Dime Marian —Dave desvió el tema—. A tu nieto, que ahora supongo se trata del hermano mayor de Andrew ¿le gustó el sofá?

—Aún no lo ha visto. El departamento nuevo es el regalo que le tienen sus padres para cuando se gradúe.

—Ya veo. Pero ahora que lo conozco ya no me puedes culpar si no le gusta.

—Tranquilo. Siempre podemos culpar a la tienda de entregar el que no era —los dos comenzaron a reír.

Ana miraba cómo su abuela interactuaba tan despreocupadamente con su novio y aunque se sentía contenta la situación era extraña. Parecía que Dave se la había ganado incluso antes de que supieran de ella. Quien no parecía muy contento con la situación era su abuelo. Se preguntaba si por alguna razón a él Dave no le había agradado. Marian sin tomarla en cuenta a ella y a su abuelo invitó a Dave a recorrer la casa, su abuelo estaba a punto de protestar, pero con solo la mirada de su esposa cerró la boca. Anthony y Ana quedaron rezagados en el salón.

—Ese muchacho no me agrada —murmuró su abuelo—. Todo ese músculo falso y esos tatuajes que se le salen por todos lados. Se ríe muy fácilmente —por un segundo Ana se asustó, para ella era importante, aunque no imprescindible, que sus abuelos aceptaran al hombre que amaba y siempre pensó que la más difícil iba a ser su abuela.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora