Capítulo 13

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Capítulo 13

Ana se hizo a un lado dejándolo pasar, se moría de ganas por preguntar qué sucedía pero ella sabía lo que se sentía ser presionado hasta el fastidio, muchas veces la habían forzado a hablar, siendo entrometidos disfrazados de preocupación, así que lo último que quería era convertirse en lo que ella odiaba.

—¿Quieres café? No soy muy buena haciéndolo pero tampoco es un asco —no se le ocurrió qué más decir porque al parecer Dave no sería quien hablara primero. Se veía desganado, arrepentido y sobre todo con una fuerte resaca.

—Sí, gracias. Ningún café puede ser peor que de Nathan.

Ella avanzó por el pasillo hacia la cocina con Dave caminando detrás de ella, le indicó que se sentara en la barra y ella se movió para servir dos tazas de café y un par de tostadas con mermelada, además sacó un par de pastillas para el dolor de cabeza y un vaso de agua. Puso todo frente a ellos, Dave sonrió un poco y bebió el agua junto con las pastillas. Luego de eso ambos quedaron en silencio, Ana se estaba desesperando, desde que conoció a Dave lo que menos había entre ellos era silencio, esto no le gustaba.

—Lo siento Ana —Dave por fin habló—. Por arruinar nuestra cita, por llegar ebrio, por vomitar en tu alfombra…

—Además de un favor, también me debes una alfombra… —Ana trató de bromear, ver a Dave así todo serio era extraño y no le gustaba. Logró sacarle una sonrisa sincera a Dave, eso la alivió y se atrevió a hablar— Me dejaste plantada, estaba realmente enojada por eso. Cuando llegaste quería gritarte pero estabas así, ebrio y lastimado. ¿Qué sucedió Dave?

El hombre se le quedó viendo, solo observándola, como midiendo si ella era digna de confianza para poder hablar, aunque cierta parte de ella se sentía ofendida no podía juzgarlo, ella misma no era de las que confiaba muy fácilmente en las personas, debían demostrar que eran dignas de dicha confianza. Dave le dio un sorbo a su café y sonrió otra vez.

—Mucho mejor que el café de Nathan —Ana no le devolvió la sonrisa. Quería que hablara de una buena vez. Dave suspiró fuertemente y se puso de pie paseando un poco antes de enfrentarse a ella—. Podría decirte simplemente que cuando salía a buscarte la madre de mi mejor amiga llegó diciendo cosas que me hicieron daño y el alcohol pareció una buena idea para olvidar, pero eso no te diría demasiado.

—La verdad es que no.

—Es una larga historia Ana.

—Tengo tiempo, hoy no debo trabajar —Aunque estaba segura que en un par de horas Sibel aparecería por su puerta buscando noticias.

—Bien… anoche le preguntaste a Nathan quién era Lena…

—Y no quiso decirme.

—Lena era mi mejor amiga —Ana no quiso decirle que eso ya lo sabía, él mismo se lo había dicho la noche anterior—, ella… murió hace tres años… por mi culpa…

Dave esperó que Ana dijese algo, aunque no estaba seguro qué era exactamente lo que quería oír. Tal vez que no le creía o que al igual que la madre de Lena lo acusara de asesino. Pero su florecita se quedó viento sus ojos fijamente sin decir nada, incluso tomó una de las tostadas y le dio una mordida, simplemente esperando que siguiera hablando. Dave volvió a sentarse frente a ella y dejó que su mente viajara hasta esos recuerdos dolorosos. Hablar de sus problemas nunca había sido algo difícil para él, no había mejor opción para que el mundo se entendiera que hablando de frente, diciendo la verdad en todo momento. El único tema que jamás había podido hablar abiertamente y estaba bien sin contarle a nadie, era lo que había sucedido con su madre. Ni siquiera a Eliot le había repetido las palabras dichas por esa mujer al momento que lo rechazó.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora