Capítulo 33

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Capítulo 33

—¿De verdad no vas a comer nada? —Dave la miró algo preocupado.

—No. El té es suficiente.

—Florecita...—se acercó y le dio un beso rápido para evitar que insistiera.

No se sentía bien del estómago desde la noche pasada. Se había quedado a trabajar hasta tarde y como siempre había pedido algo de comida la que al parecer le cayó pesada. Por la mañana había vomitado y su abdomen se sentía adolorido y su estómago seguía algo sensible.

—Vamos Dave no seas molesto —lo regañó Arianna que dejó frente a él un plato de pastel. Ana le sonrió a la mujer que parecía que ya la había aceptado del todo. Las dudas que tenía acerca de ella parecieron borrarse después de que le asegurara que amaba con todo su corazón al hombre que ella había tomado como su hijo.

Pronto todos terminaron de comer y las mesas que estaban en el lugar fueron apiladas hacia la pared para dar paso al baile. Para Ana una fiesta de ese estilo era nuevo. Estaba acostumbrada a las grandes fiestas con camareros, grandes salones y pistas de baile enormes, pero la sencillez de todo lo que estaba viendo le parecía mucho mejor, más alegre y sobre todo más real. El ambiente era ligero, se notaba que todas las personas que estaban allí se apreciaban de verdad, no estaban allí solo por compromiso si no porque de verdad querían celebrar el nuevo año de vida de la señora Lucy.

—Es extraño ¿verdad? —Nathan se paró a su lado mientras observaba a Eliot bailar con su madre mientras Dave lo hacia con la festejada— Ya sabes. El ambiente tranquilo, libre de protocolos y reglas. Donde las personas se aprecian de verdad y les importa una mierda cuanto dinero tienes en el bolsillo.

—La verdad es... que me gusta. Pero sí. Se siente algo extraño. ¿Te costó acostumbrarte? Ahora es el ambiente de las fiestas de negocios las que deben parecerte extrañas.

—Todavía no me acostumbro del todo —eso le pareció extraño, Nathan y Eliot llevaban juntos casi seis años si incluían los dos que Nathan pasó en Inglaterra—. Cuando conocí a Eliot las cosas en casa no iban bien así cuando comenzamos a salir no compartí demasiado con sus conocidos y luego me fui, en realidad llevo con ellos solo el tiempo que nos volvimos a ver.

Siguieron conversando hasta que una linda niña y un niño —que Nathan le dijo eran nietos de Lucy— de no más de ocho años se pararon frente a ellos con una sonrisa. La niña le pidió a Nathan bailar con ella el que aceptó de inmediato, Ana se quedó viendo al lindo niño de piel dorada y ojos miel que la miraba nervioso con las mejillas encendidas. Le sonrió para darle ánimos, porque sabía que el pequeño quería pedirle bailar con él.

—¿Quieres... am... bailar conmigo? —le preguntó con las palabras entrecortadas y sus mejillas se encendieron aún más.

—Claro jovencito —él la tomó de la mano y la llevó hasta la pista y riendo comenzaron a bailar.

Las horas habían pasado y desde el otro lado del pequeño salón que había sido adquirido para celebrar a Lucy, la misma festejada que ya se había cansado de bailar observa a la chica que Dave le había presentado como su novia que sonría mientras bailaba con su nieto más pequeño. La chica era hermosa y dulce a pesar de su mirada triste y por sobre todo aguantaba las bromas y disparates que su chico rubio era capaz de decir. La muchacha le había gustado. Estaba feliz por Dave, su chico había sufrido desde niño por eso tanto ella como Arianna habían hecho de todo para suplir la necesidad de Dave por su madre y la ausencia de su padre, ese muchacho tenía un corazón tan grande que era capaz de perdonar todo lo que la vida y las personas fueran capaz de hacerle y solo por eso se merecía toda la felicidad del mundo y esperaba —realmente lo hacía— que esa chica lo fuese.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora