Capítulo 10

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Capítulo 10


—Y dime, ¿qué hiciste con ese pretendiente tuyo? —Ana sonrió. Había un tono de molestia en la voz de Dave que la hizo sonreír. ¿Estaba celoso?

Luego de salir de la empresa habían ido a un restaurante de comida china, ella se había saltado el almuerzo y estaba muerta de hambre así que fue lo primero que le pidió a Dave.

Ana no se había dado tiempo de pensar. Sabía que si le daba demasiadas vueltas al hecho de que había salido corriendo tras el chico, dejando a Tassler y Cristina —además de todos los empleados que la vieron corriendo como loca por los pasillos de la empresa— completamente sorprendidos de su actitud, se arrepentiría. Así que solo se dedicó a quejarse de la cantidad de flores que habían en ese vehículo, deseando haber cogido su propio auto.

—Le dije que  no estaba interesada en él y que dejara de enviarme flores porque las odio —sonrió aún más porque el hombre frente a ella parecía sorprendido—. ¿Qué? Soy bastante directa cuando quiero —tomó una pieza de sushi y la llenó de salsa antes de llevarla a su boca.

—Eso fue… algo…

—¿Cruel? —preguntó— Dave, no sabes cuantas veces he rechazado las flores que Tassler envía. Podría decir que al menos unos cien ramos y unas cuantas floristerías han pasado por mi oficina, ese hombre no entiende que no me gustan… —Dave quería preguntar por qué, él realmente no conocía a otra mujer a la cual no le gustaran las flores. Pero prefirió esperar en silencio a que fuera ella misma que se lo dijera. Intuía que no era un simple no me gustan, había algo más ahí— y fueron muchas más las veces en las que le dejé claro que no estaba interesada en una relación amorosa. Pero él no podía o no quería aceptarlo, además  realmente no creo que yo le guste tanto como dice, creo que su interés se debe más a los beneficios empresariales que podría obtener. Solo le dejé en claro que él y yo no va a pasar, nunca.

—Ya veo…—hizo una pausa— Si eres tan directa —a Ana no le gustó la sonrisa de suficiencia que Dave esbozó— dime una cosa, ¿por qué le dijiste a tu secretaria que podía entrar a tu oficina?

—Quería verte —decidió ser sincera, podría haber mentido diciendo que quería pedirle que no le dijera a nadie sobre lo pasado el día anterior pero no, ¿qué caso tenía? Ella quería verlo, esa era la verdad.

—¿Y por qué viniste tras de mí?

—Creo que podría aplicar la misma respuesta pero en realidad, no lo sé —esta vez Dave la miró incrédulo—. De verdad Dave, no tengo ni la menor idea porqué di todas esas órdenes sin sentido y fui tras de ti. Esto solo hará que mañana me pase respondiendo las preguntas curiosas de mi familia que seguramente ya saben que salí de esa forma de la oficina y las miradas de todos quienes me vieron corriendo por los pasillos —no estaba mintiendo, de verdad no sabía la razón de haber salido tras Dave, sí, quería verlo, pero esa no era una razón suficiente para correr como loca para evitar que se fuera sin ella.

Algo pareció aclararse en su mente ¿no quería que Dave se fuera sin ella?

Cuando le ordenó a Cristina que el chico podía entrar se había arrepentido pero cuando el que entró no fue él se sintió decepcionada y solo quiso ir tras él.

Dave sonrió, le habría gustado que la mujer frente a él le hubiese dicho que fue tras él porque también le gustaba, pero que hubiese aceptado que quería verlo y el sonrojo que se extendió por sus mejillas al admitirlo era suficiente; por ahora.

Su florecita. Su florecita berrinchuda. Ana era tan hermosa, la mujer que estaba robado sus pensamientos de verdad era la mujer más hermosa y sexy del mundo, le encantaba verla vestida en modo ejecutiva, aunque ese día no iba tan arreglada como la primera vez que la vio, aún así era la sexy mujer de negocios que hacía que toda su piel ardiera de solo mirarla.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora