Capitulo 27

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Capítulo 27

Lo bueno de acompañar a su abuelo a las reuniones empresariales era que Anthony Dawson era de los que se quedaban en ellas lo justo y necesario. Por eso no le sorprendió que luego de la recepción, la cena, y protocolar discurso, su abuelo comenzara a despedirse de los invitados más importantes y buscara volver a casa donde su amada Marian lo esperaba.

Ana lo acompañó tomada de su brazo, no esperaba que justo antes de salir del salón se encontrara con quien en su momento fue tan importante para ella. El hombre con que estaba segura pasaría el resto de su vida, él que sí las cosas hubiesen sido diferentes, ya sería su esposo.

—Mathew... —no pudo evitar que su nombre saliera en un susurro ahogado, dos años sin verlo era mucho tiempo.

—Hola, Ana...

Anthony observó la reacción de su nieta, pero no supo cómo interpretarla, obviamente parecía sorprendida, de hecho, él también lo estaba. Pero no podía decir si ella aún quería a ese muchacho, lo que sí estaba claro era que, para Mathew, Ana seguía siendo la mujer que amaba.

—Mathew, no sabía que estabas en el país —decidió interrumpir el tenso momento.

—Señor Dawson... —el muchacho pareció reaccionar y le tendió la mano en forma de saludo que Anthony correspondió— Mi empresa me comunicó de última hora que debía estar en esta reunión, por eso casi nadie sabía que estaría aquí.

—¿Y estarás por mucho tiempo en el país?

—Yo creo que sí... —le respondió mirando a su nieta—, me haré cargo de unas cuantas cosas y si todo sale bien me quedaré a cargo de la filial en el país.

Ana estaba aturdida por lo que Mathew acababa de decir. No lo esperaba. La verdad estaba segura que él jamás regresaría de Inglaterra.

Justo cuando le había pedido ser su esposa le había dicho que la empresa para la que llevaba trabajando desde que se había graduado de la universidad lo quería trabajando para ellos en la oficina central en Europa, era una de las razonar por las que le estaba pidiendo que se casara con él. Cuando el accidente ocurrió —por razones obvias—retrasaron la boda y de igual manera Mathew había retrasado su viaje, pero cuando ella ya no se sintió capaz de llevar una relación sana con él y tampoco pudo cumplir sus promesas, él se fue rogándole que lo siguiera y mirándola con la esperanza que le pidiera que se quedara. Ana, no pudo hacer ninguna de las dos. No era capaz de quererlo de la forma que merecía.

Con el tiempo y la ayuda de su psicólogo se dio cuenta que su decisión no sólo estuvo basada en las circunstancias que la rodeaban en ese minuto, sino que, en el fondo, no estaba segura de la decisión que había tomado. Aunque quería a Matt, y en un principio lo extrañó con locura, tanto que dolía, con el tiempo se dio cuenta que de haberlo amado como pensaba que lo hacía, se habría aferrado a él con uñas y dientes.

—Pues esperemos que todo vaya bien para ti. Nosotros ya nos retiramos —Ana se movió en forma automática cuando su abuelo comenzó a caminar, se sentía extraña, como si estuviera perdida en un bosque oscuro.

—¡Ana! —la voz de su ex novio la hizo parar— ¿Podría invitarte un café un día de estos? Me... gustaría hablar contigo. Saber cómo estás... —tragó con dificultad y asintió de manera torpe.

—Claro... cuando quieras.






—Creí que irías con Nathan a esa reunión de estirados empresarios.

Flores Para AnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora