Capitulo 1

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Danae

Mi madre siempre decía que las cosas suceden por una razón. Ella expresaba su agradecimiento a la gran Diosa Luna por todas las cosas buenas que nos sucedían, incluso si ese día no fuera uno de los mejores. Mi padre por otro lado, toda su vida a sido un hombre narcisista, machista y muy controlador, según él a las mujeres se les tiene que tratar con mano dura para que no se crean superiores a los hombres. Él a diferencia de mi madre no era creyente de esas "babosadas".

Para ser franca, nunca lo considere cómo un verdadero padre, teníamos personalidades muy distintas y de pequeña discutía mucho con él. Recuerdo que mamá se tenía que meter en el medio de los dos para que no me golpeara y a causa de eso, ella salía lastimada. No entendía por qué seguía a su lado, aunque creo que esas eran cosas que en ese tiempo estaban fuera de mi entendimiento.

Pues bien, ya han pasado dieciséis años desde entonces, está claro que ya no soy una niña. Cuando me fui de casa descubrí muchas cosas que nunca me hubiera imaginado que existían y mucho más alarmante el hecho de que yo pertenecía a ese mundo sobrenatural. Si mi madre o cualquier otra persona me hubiera dicho que yo formaba parte de un mundo así años atrás, de seguro me habría reído en su cara. El escepticismo primero que todo.

Justo ahora me encuentro en una de las habitaciones del cuartel principal en White Cross, se escucha pacífico ¿No es cierto? Solo que la realidad es que este pueblo está muy lejos de ser pacífico, a diario llegan reportes de personas desaparecidas en los bosques, los habitantes de aquí han creado rumores de que es un animal salvaje que devora a todo aquel que entre en sus tierras y, no están tan equivocados de hecho. Todas esas desapariciones se deben a una criatura en particular, conocidos más que todo como hombres lobo o licántropos, estos seres son muy territoriales y no les gusta que los humanos entren en sus dominios.

— ¡Danae, rápido llegaremos tarde! —gritó mi compañero de cuarto desde el otro extremo de la habitación, interrumpiendo mi tan preciado sueño— ¡¿Por qué no me despertaste?! ¡Se suponía que teníamos que estar en el patio a las seis, Roja!

Por la Diosa, que dramático.

— Abel, cálmate ¿sí? —dije levantándome de mi adorada cama. Las sabanas aún mantenían el calor reconfortante y tuve que pensar bien si era buena idea pararme— todavía hay tiempo— miré por la ventana, arrugando mi nariz. Este día no me gusta, el aire tiene... un olor diferente.

Siento algo, como si fuera un presentimiento, solo qué no sé que significa. Kira está tranquila, quizás estoy siendo paranoica.

— ¡Hey! ¡Roja!... Roja, ¿Estás ahí?

— Si si, me perdí por un momento, ¿Ya estás listo? —pregunté mientras abría la puerta del cuarto.

— Si, vamos, porque desde aquí ya puedo escuchar los gritos de tu primo— corrimos lo más rápido que... Nah, a quien engaño, parecíamos dos tortugas con las patas fracturadas.

Apenas llegamos al patio la cara no muy amigable de Matthew nos recibió, gritándonos en cuanto tuvo la oportunidad. Al parecer alguien se despertó con el pie izquierdo— ¡USTEDES DOS, A LA FILA YA! ¡¿CREEN QUÉ ESTO ES UN HOTEL PARA QUE LLEGUEN A LA HORA EN QUE SE LES DA LA GANA?!

— Señor, nosot...— ni siquiera llegué terminar de hablar.

— ¡QUIERO QUE DEN CIEN VUELTAS Y LUEGO VENGAN AQUI PARA DECIRLES QUE MISIÓN TIENEN EL DÍA DE HOY! —me lleva la bruja, ¿Cien vueltas? Me voy a desaparecer. Nunca he sido fanática del ejercicio, si lo puedo evitar a toda costa, mejor.

— Recu- recuérdame no...— pobrecito, está sin aliento— colocarte de alarma nunca más.

¿Yo acaso le dije que se confiara de mí? sí parezco un mismo oso hibernando.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora