Entre Cadenas

Capitulo 46

Danae

Podía escuchar movimiento a mi alrededor, podía sentir la suavidad y el olor de mis sabanas debajo de mí, pero no podía moverme, ni siquiera podía abrir mis ojos y me estaba empezando a desesperar. No era la primera vez que me pasaba esto, aún así, es una sensación desagradable. Tenía frío, y sentía que me hundía más y más en la cama, tenía que abrir los ojos, tenía que saber como estaba Kira y me negaba a darle un susto a León y a mi abuela.

Traté de mover mis brazos y tras muchos intentos fallidos, logré mover mis dedos, seguí y seguí hasta que pude levantar un poco una de mis manos. Todos en la habitación se acercaron, lo supe al sentir el hundimiento del colchón a ambos lados de mi cuerpo.

— ¿Danae, puedes oírme?— esa era la voz de Engla. Su voz sonaba preocupada y no la culpo, la última vez que me pasó esto no quería volver y tuvieron que venir a buscarme, pero ahora era diferente. No podía quedarme con mi hijo aquí, me negaba rotundamente a hacerlo.

— Danae, por favor has algo.

Volví a levantar mi mano para que supieran que los podía escuchar.

— Escúchame, necesitamos que vuelvas, prima. Piensa en tu hijo— habló ahora Julieta con angustia, podía percibir como su voz temblaba con cada palabra— No puedes dejarte llevar, tienes muchas cosas por vivir, así que recupera el maldito color de tu rostro. Estás más pálida que una hoja, tu cuerpo parece un témpano de hielo. Nos tienes a todos asustados.

— ¿Qué estás diciendo? ¿A qué te refieres con que tiene que regresar? Ella no está muerta.

— No está muerta, tienes razón, pulgoso, pero lo estará muy pronto si no despierta. Ella está atrapada en una especie de sueño y está debilitándose.

Un silencio que me heló la sangre se formó en la habitación y aún en mi estado podía percibir la tensión que se había formado a nuestro alrededor. Traté de abrir mis ojos una vez más, mis parpados pesaban como el mismísimo plomo, aún así, me obligué a intentarlo otra vez y no me detuve hasta que la oscuridad se disipó y la presión que me hundía desapareció permitiéndome respirar con normalidad. León fue el primero en acercarse, tomándome de las mejillas para inspeccionarme.

— ¿Están bien?— una de sus manos abandonó mi rostro para dirigirse a mi vientre abultado— ¿Qué fue eso, Danae? ¿Qué te ocurrió? ¿A qué se referían con que hubieras muerto si no despertabas?.

El lobo hacía una pregunta tras otra y en ningún momento me soltó, podía ver como el miedo se apoderaba de sus ojos cuando me veía, ni siquiera se atrevía a pestañear.

— Lobito, estamos bien, no pasó nada. Estoy acostumbrada a esto— acaricié su mejilla para que sintiera mi calor— Solo fue un susto— miré a los demás. Necesitaba una explicación— ¿Qué le ocurrió a Kira? ¿Ella está bien?— Julieta miro a Bricia y ella le devolvió la mirada— ¿Por qué se miran entre ustedes? ¿Qué ocurre?.

— Danae, la brujas que tenían encerradas en el aquelarre nos atacaron en el bosque, pasando la vieja montaña. Kira por defendernos llevó la mayor parte de los ataques y ahora está con los demás.

Un escalofrío me atravesó la espina dorsal.

— ¿Ella como está?.

— Está bien, no tienes que preocuparte, pero... ese no es el problema— levanté una de mis cejas esperando que terminará de hablar— Pudimos capturar a las brujas y ellas confesaron que planean abrir una brecha en el inframundo para que las almas escapen junto con las antiguas brujas. Su plan es que el guardián se concentre en esos espíritus para poder salir.

— ¿Creen que eso es tan fácil?— pregunté con gracia. Los espíritus no podían salir del inframundo tan fácil y menos con Draven vigilando la entrada. Solo los demonios pueden salir del infierno cuando les plazca con un permiso especial otorgado por el más fuerte de su jerarquía— Draven no lo permitirá. Las antiguas están siendo juzgadas en lo profundo del inframundo, para lograr llegar a ellas tienen que pasar por los otros niveles. Sería casi imposible hacer una cosa como esa a tanta profundidad.