Capitulo 19

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Danae

El cuartel todavía estaba cubierto por un silencio abrumador, no quise esperar a que amaneciera para contarle esto a los demás. Con una velocidad extraordinaria, ya me encontraba al frente de la habitación de mi primo; me importa un bledo si está durmiendo, esto es muy importante. Quizás no pueda confiar cien por ciento en las palabras de ese demonio, pero algo dentro de mi me advierte que está por pasar algo muy malo.

Doy dos golpes a su puerta, pero nadie responde, así que decido entrar aún si no me dio el permiso de hacerlo— ¡Matthew!— grite en su oído para que se despertara enseguida.

— ¡¿Qué?!— El chico brincó de la cama y momentos después fijó su vista en mí— ¿Danae, qué haces a estas horas en mi habitación?— preguntó adormitado, mientras tomaba un pequeño reloj entre sus manos.

— Escucha, tengo que decirte algo importante.

— Más vale y lo sea— pasó una de sus manos por su rostro— Son las tres y media de la madrugada, Danae.

Encendí la luz de la habitación, él achicó los ojos por la repentina claridad.

— No sé sí fue un sueño. Yo creo que si, porque ni siquiera Kira se despertó— Dije rápidamente— Un demonio apareció en mi habitación y me dijo varias cosas que sinceramente me alarmaron.

En sus ojos se notaba la incredulidad.

— Ok, ¿Dices que un demonio, fue a tu habitación? Y ¿Te habló?— tomó una larga bocanada de aire y mirándome con escepticismo— Danae, eso que  creíste ver tal vez sea efecto de la planta que usaste cómo tranquilizante.

Arrugué mi entrecejo.

— Primo, no estoy loca. Yo se lo que vi y se que fue real— me levanté— Creo que todo lo que está pasando: las desapariciones y los asesinatos y el encuentro con el wendigo, tuvieron algo que ver. Esa cosa me confirmó que todo está asociado, quieren hacer un ritual para traer a las antiguas brujas de regreso.

— ¿Un ritual?— me miró con cansancio, incluso pestañeando varias veces— Danae, tengo sueño. Déjame dormir un poco más y luego hablamos.

Me molesté. ¿No me cree? ¿Cómo no me va a creer? Las desapariciones están aumentando, no podemos quedarnos de brazos cruzados hasta que a él se le de la gana. "Necesito dormir" yo también hubiera querido seguir durmiendo, pero sucede que un demonio me despertó en plena madrugada para joderme y ahora mi primo duda de mí.

— ¿Cómo puedes dudar de lo que te digo? ¿Acaso estar cerca de los Harrison, te ha vuelto idiota? Estamos buscando a unos niños que desaparecieron de sus hogares. Deben estar asustados, esperando a que alguien vaya por ellos, quizás algunos ya no estén con vida y tu me dices tan campante que te deje dormir un poco más— dije incrédula— Si tu no harás nada, yo si. Organizaré un grupo de búsqueda y me meteré al puñetero bosque.

— Danae...— no lo dejé continuar.

— Me importa una mierda si tengo o no tu permiso, de todas formas, lo haré.

Salí de allí dando un fuerte portazo. ¿Qué le sucede a esta gente? Se supone que todos aquí tienen el mismo objetivo. Acabar con lo que sea que nos está acechando.

— Vámonos, Kira— alzó sus orejas— haremos un pequeño viaje— abrí mi pequeño closet, metí en un bolso unas cuantas prendas, algunos artículos de aseo personal y mis armas. Pasaría por la cocina a buscar algunas provisiones o algo para comer en el camino.

¿A dónde iremos? Tienes mucha prisa— La loba preguntó, bajándose de la cama para estirar sus patas.

— Kira, he visto a un demonio hace unas horas. Estaba aquí, en esta misma habitación; están usando a los niños para alguna clase de ritual y si logran su cometido, todo acabara. Será el fin de esta vida que llevamos hasta ahora. Se lo he dicho a Matthew y no quiere creerme— la impotencia me carcome, no soy una cría para que piense que ando por ahí inventando historias. Es un cazador, debería de creerme a la primera.

La loba a mi lado, duró unos cuantos segundos sin hablar.

¿Dices que ha sucedido hace unas horas?— yo asentí— Te juro que no he sentido nada.

— Lo sé, creo que de alguna manera logró entrar en mis sueños. Veía todo como si estuviera despierta, pero cuando abrí los ojos me di cuenta de que, en realidad, estaba dormida. Iremos a el aquelarre de Julieta, duraremos ahí unos cuantos días.

El plan A: es visitar a mi prima, conseguir las evidencias suficientes de que en realidad si hay algo acechando dentro del bosque e ir otra vez con mi primo para que vea con sus propios ojos que tengo la razón.

El plan B: No existe todavía, pero espero que pronto pueda crear uno.

Sin que el sol llegara a iluminar completamente el cielo, emprendimos el viaje. El plan ya estaba hecho en mi cabeza, no tenia mas que pensar y si esperaba a que amaneciera no me permitirían la salida.

— ¿Lista para otra carrera, Kira?— en sus ojos destellaba la duda, más sin embargo, asintió— Bien— tomé aire— No bajes la guardia en ningún momento.

Corría libre, el aire movía mi cabello, sentía mis piernas ligeras, el aire entraba y salía con rapidez de mis pulmones, ese característico ardor en mi cuerpo, el pulso acelerado de mi corazón, el olor del bosque, la sensación de la tierra debajo de mis zapatos... todo me hacía sentir libre. Cuando dejo salir un poco mi verdadera esencia mi velocidad incrementa, mi parte lobo se activa y mis sentidos se agudizan. Si bien no puedo ser una loba completa el resto de cualidades lo complementan y, al ser también parte bruja, puedo percibir cosas que el ojo humano no ve con facilidad, pero esto no lo veo como un regalo, se que suena fantástico y hasta irreal, pero al ser una mezcla, mis distintos dones chocan entre si, soy inestable. Aun no he aprendido a controlarlos y eso es peligroso, puedo ocasionar gran daño si no mido mis actos, por ello mi abuelo Deimos decidió acogerme. Me enseñó como dominar algunas de mis capacidades, pero después entre mi abuela y él, tomaron la decisión de sellar mis poderes por mi propia seguridad, pero ahora se está debilitando y mi abuelo ya no está entre nosotros para volverlo a hacer. Lo qué más temo es lastimar a alguien que realmente me importe.

Mi abuelo era un brujo poderoso, él nos contaba a mis primos y a mí, que cuando conoció a mi abuela sintió algo extraño en el pecho. Yaya era cómo su droga, ella lo relajaba cuando el perdía los estribos. Yo sentí algo parecido al estar ese corto tiempo con León, me sentía relajada, pero eso no duró mucho; al parecer, sus demonios son mucho más fuertes que los míos y yo no sé sí tenga la fuerza para lidiar con ellos— Sacudí mi cabeza ante ese pensamiento— pero que cosas estoy pensando, León me echo de su vida. Debo estar muy loca si vuelvo con el.

...

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Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora