Capitulo 31

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Danae

No pude dormir bien anoche, mi sueño era ligero, por lo que me despertaba con el más mínimo ruido. Pensar en que las antiguas estaban cada vez más cerca, en los niños que aún no habíamos podido encontrar y mi poder despertando cada vez más, me producía temor y ansiedad. Llegará el momento en que tendré que enfrentar todos esos obstáculos y avanzar ¿Pero podré tener la fuerza suficiente? Esa es la gran incógnita.

— Buenos días, Kira— cuando salí al amplió corredor, ella estaba echada a un lado de una de las puertas que daba a las habitaciones— Al parecer dormiste mejor que yo— dije acariciando su lomo.

Quisiera seguir durmiendo sinceramente.

Los demás nos están esperando. Estamos atrasadas— arrugué mi entrecejo, no quiero estar en una reunión tan temprano. Ni siquiera he desayunado— Andando, Danae.

Sin derecho a protestar, la seguí. Mis ojos se cerraban solos y constantes bostezos eran acompañados de mi estómago pidiendo alimento. Al llegar a la oficina de Matthew, todos, incluyendo a mi abuela, estaban allí.

— Pero que madrugadores ¿Qué hora es?...— dije con un pequeño bostezo, mirando mi mano como si en esta tuviera un reloj invisible— ¿Las seis de la mañana?.

— Danae, esto es un asunto sumamente importante. No estamos aquí para aguantar tus chistes, todos queremos descansar, pero no podemos darnos ese lujo. Deja esa actitud tan infantil y compórtate como una mujer— soltó con molestia, Matthew.

— Oh ¿Ahora si quieres tomarte este asunto con seriedad? Porque cuando yo te dije que me perseguía un puñetero demonio, no me creíste. Y no me digas eso de que todos queremos descansar, porque creo que la que más ha arriesgado su pellejo he sido yo. En todo este maldito tiempo me han perseguido, humillado, casi me devora una serpiente gigante, he tenido que aguantar a mi familia paterna, tolerar su presencia para no matarlos, un demonio me acecha, y diariamente tengo que convivir con una arpía. ¿Alguna vez me has visto quejándome? Siempre estoy dispuesta a ayudar, siempre estoy ahí para quien lo necesite. ¿Sabes el cansancio mental que tengo? No, no lo sabes, porque no tengo porqué contarle mis problemas a otros.

— ¿Qué quieres? ¿Qué me compadezca de ti?— preguntó, mirándome con desdén— Sigues siendo la misma niña caprichosa y mimada que mi abuelo trajo.

— ¿Crees que soy mimada?— apreté mis manos a mis costados con fuerza, volviéndolas puños— Pasé toda mi infancia sufriendo los constantes maltratos de mi padre y hermanos...

— Danae, no le hagas caso— la voz de Francis se escuchaba lejana. En este momento mi primo tenía toda mi atención, rodeado por manchas rojas a causa de mi creciente rabia.

— ¿Y dices que soy mimada, solo por decirte que estoy cansada?— dije con dientes apretados— Que hipócrita eres.

— Niños, no discutan entre ustedes.

— Más hipócrita eres tú al estar emparejada con un licántropo ¿Ya le dijiste que eres una cazadora? Yo creo que no...

Lo interrumpí antes de que siguiera hablando— Eso no es asunto tuyo. Yo no me he metido en tu relación con la chupa sangre esa ¿Oh en algún momento te he dicho algo?— me acerqué hasta estar frete a él— Quieres mantener tu fachada de chico perfecto, pero se te olvida que ni los Dioses lo son. Un mortal como tú, menos podrá serlo— siseé en su oído.

— ¡Ustedes dos, ya! ¡El próximo que hable se ganará uno de mis hechizos!— advirtió Engla— ¡Lo juro por la Diosa Hécate!.

— No estamos pensando racionalmente, lo mejor será terminar esta reunión rápido para que todos descansemos debidamente— habló Baco, después de todo el alboroto que se había formado— Danae, aléjate de Matthew antes de que los lastimes y luego te arrepientas.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora