Epílogo

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Danae

Un mes después.

— ¡Ah! ¡Por los Dioses! ¡Maldición!.

Lágrimas salían a montones de mis ojos, mi cuerpo sudaba y ni siquiera hacía calor, mi mano se agarraba con fuerza a la de León desde hace media hora. Apretaba mis ojos con fuerza y el dolor que sentía era horrible.

— Danae, no maldigas— me riñó mi abuela que aún trataba de ayudarme a parir junto con mi prima que estaba a un costado de ella— Ya lo veo. Puja un poco más.

Apreté mis ojos con fuerza y hice lo que me dijo soltando un grito que desgarró mi garganta, y solo los abrí cuando llegó a mis oídos el llanto de un bebé. Mi hijo pataleaba y lloraba en los brazos de mi abuela con fuerza.

— Es un niño, Danae— me anunció mientras lo limpiaba con la toalla que tenía Julieta en sus manos para envolverlo después en una pequeña sabana. Se acercó a mi con el bebé en brazos y cuando me lo entregó me sentí tan felices de sentir a esa pequeña personita en mis brazos.

— Bienvenido, mi amor— le sonríe como una tonta, tomando con delicadeza una de sus pequeñas manitas; con mi calor se fue calmando poco a poco. Sus ojos eran verdes como los míos y su cara se parecía a la de León— Se parece a ti. Tiene tus rasgos— el lobito se acercó aún más para acariciar a nuestro hijo. Este solo lo miraba con los ojos muy abiertos y con los labios en una línea recta— Al parecer heredó tu carácter— dije mientras deslizaba mis dedos por su pequeño rostro.

— ¿Qué nombre le pondremos? No pensamos en uno.

— Tu no lo hiciste, pero yo si, querido— miré a los ojos de mi esposo y luego a los de mi niño otra vez— Liam, se llamará Liam.

El lobo sonrió.

— Liam— susurró tomándolo en sus brazos— Alfa Liam. Me gusta.

Alcé la mirada cayendo en cuenta de que mi abuela y mi prima estaban allí, la pena tiñó mis mejillas de un tenue rosa y ellas solo rieron.

— ¿Hemos roto tu pequeña burbuja, prima?— preguntó recogiendo las cosas que habían traído— Igual ya nos vamos ¿Verdad, Yaya?.

— Si, los dejaremos solos, pero tienes que descansar. Nada de cometer locuras, ni de ir a cazar con tu primo ¿Queda claro?— asentí, pero ella entrecerró sus ojos— León, te pido ese favor. No la dejes salir sola... mi nieta es algo terca.

El lobo sonrió de lado.

— Lo sé muy bien. No se preocupe, estará aquí sana y salva— la puerta se cerró detrás de mi abuela y volvimos a estar pegados otra vez. Los tres juntos.

¿Cuándo me imaginé tener mi propia familia? Nunca. Siempre pensé que esas cosas no eran para mí ¿Quién estaría con alguien como yo? Los problemas me siguen a todos lados y, sin embargo, aquí estoy con mi bebé en brazos y mi esposo el cuál más de una vez quise arrancarle la cabeza. Este último mes pasaron unas cuantas cosas: Kellan me marcó después de mucho tiempo, me propuso matrimonio como hacen comúnmente los humanos y ahora soy oficialmente la luna reina de todas las manadas; al principio me opuse, me gustaba mi trabajo como cazadora, me gustaba mi libertad, pero en realidad no tendría por qué renunciar a ella. Puedo ser madre, luna y cazadora después de todo.

Mi madre estaría feliz de verme así.

— ¿Qué tanto piensa la mujer más hermosa de este mundo?— la voz de León me sacó de mis pensamientos.

— No es nada, solo tonterías.

— ¿Tonterías?— me abrazó por detrás— habíamos quedado en que no habrían más secretos entre nosotros.

Suspiré, acostando a Liam en la cama.

— Lo sé, es solo que quisiera que mi madre pudiera verme en estos momentos— expresé algo decaída. León me miró con curiosidad.

— Nunca me has hablado de ella.

— No hay mucho que contar en realidad. ¿Qué hay de tu familia?.

— Hagamos un trato— lo miré expectante— Yo te cuento de mi familia, si tu me cuentas primero de tu madre ¿Trato?— me tendió su mano, la cual miré con dudas, pero acepté.

— Bueno— respiré profundo— Mi madre era una mujer grandiosa, podía sacarte sonrisas con solo una palabra. Su nombre era Annette, su pareja era un cazador, ya te imaginaras quien es. Ella fue una excepción para él porque sentía atracción hacía mi madre, pero era agresivo y nunca la trató como en verdad se merecía; cuando llegué yo... pues todo empeoró y me convertí en el blanco principal de la familia Moore, mi madre trataba de calmar las cosas y por eso siempre llevaba la peor parte. Un día salió a respirar aire puro y no volvió más— la voz se me atascó y no hallaba manera de que saliera. Lágrimas querían salir, pero lo evitaba— Ella, ella fue... encontrada por lobos que andaban cerca de esa zona y la llevaron a su manada. Ahí fue juzgada por traición y condenada a muerte... unos días después nos enteramos de lo que había sucedido.

— Lo siento mucho.

Limpié con el dorso de mi mano las lágrimas traicioneras que querían escapar por los recuerdos. León me abrazó con fuerza y regalándome esa paz que me reconfortaba.

— Ahora es mi turno— dijo, acomodándose al lado del bebé que dormía plácidamente en la cama— Mi familia era algo estricta, me ayudaron a como manejar como mano firme las manadas, pero también a ser un líder justo. Mi hermana Sia era la luz de mis ojos, siempre tenía que estar al pendiente de ella, al igual que tu, ella era un alma libre y siempre decía lo que pensaba. Le hubiera encantado conocerte; mi madre era mucho más sería y temperamental que mi padre y él a pesar de que nunca tuvo tiempo para nosotros, trataba de estar ahí en los momentos difíciles. Todas las fotos que tenía de ellos se perdieron cuando los cazadores vinieron.

— Es una lastima.

— Si— León estiró sus huesos en la cama y colocando sus brazos debajo de su cabeza, su camisa abierta me daba una perfecta vista de los músculos de su pecho y abdomen— No me mires así. Puedo sentir como me comes con los ojos y en estos momentos no puedo hacerte nada.

— ¿A si?— me acosté a su lado— ¿Y eso por que, Alfa?.

— Porque usted, Luna insaciable, acaba de dar a luz al futuro alfa de esta y las demás manadas. Necesitas descansar— apretó con algo de rudeza mi trasero y me atrajo hacia ellos— Duerme, todavía es muy temprano. Nos pasamos toda la noche tratando de que mi hijo naciera.

— ¿Nos pasamos?.

— Ujumm— dijo con los ojos cerrados— Yo también permanecí a tu lado toda la noche muerto de miedo. Descansemos antes de que alguien despierte con hambre.

— Como digas, alfa mandón y obstinado— un pensamiento llegó a mi cabeza y preferí decirlo en voz alta— Y para que sepas y te hagas la idea. Liam será el único hijo que tendremos.

— ¿Quién lo dice?.

Ni siquiera abría los ojos.

— Yo.

— Eso lo veremos, encontraré la forma de convencerte. Quizás cuando estes gimiendo debajo de mí— golpeé con fuerza su costado, haciéndolo reír.

— El bebé, León.

— Tranquila, es muy pequeño para entender— besó mi coronilla— Descansa, mi luna.

— Descansa, Lobito.

— Descansa, Lobito

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Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora