Capitulo 3

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Danae

Dos días después

Lastimosamente llegué a la manada luego de un extenso recorrido. Digamos que tuve un buen recibimiento, no salió tan caótico como pensé, solo me gané unas cuantas miradas de desprecio por parte de los habitantes de aquí, nada nuevo, estoy acostumbrada a este tipo de tratos, nunca he pertenecido a ningún sitio en realidad, siempre fui demasiado humana para los lobos y muy anormal para los humanos, es... algo realmente frustrante al principio, pero luego aprendes a vivir con ello

— ¿Cómo te sientes, Danae? —preguntó Engla al entrar a la habitación que me habían dado.

— Un poco incómoda, sabes que no me gusta estar rodeada de perros— sonrió por mi manera de llamarlos, aunque sé que le molesta un poco ese calificativo.

— Si, lo sé— dijo sentándose en el borde de la cama— Han pasado siglos, sin embargo, se niegan a dejar sus tradiciones atrás, son... muy conservadores.

Suspiré, rodando los ojos con exageración, siempre fuera de su mirada, porque si no sería un problema grande.

— Bueno, no es como si me importara. ¿Ya encontraste el hechizo?

Quería cambiar de tema.

— Lamento decirte que no hay hechizo— ¡¿Como?!— Los wendigos son espíritus resistentes, no es fácil de hacer, pero se pueden matar con fuego o con la decapitación. Te recomiendo más el fuego, este los consume por completo así que no pueden regenerarse.

— Osea, me estás diciendo que vine hasta acá por nada. ¡Me metí a una manada de perros por nada! Pude haberme quedado en el cuartel.

Joder, que estúpida soy, pude haberme ahorrado el venir aquí desde un principio. Maldita criatura mal nacido, me las pagarás por esto, me estoy tomando muchas molestias solo para matarte, cuando te encuentre te regresaré al oscuro averno de donde saliste.

— Oye, híbrida, no te pongas así. Sé que no te gusta venir a estos lugares, pero ¿No piensas en mí? ¿No pensabas visitarme en algún momento? Soy tu amiga sabes, nos conocemos desde niñas.

— Pues... digamos que no está todo perdido, veámosle el lado bueno a las cosas como siempre dices tú— dije sonriendo un poco— Como ya sé de qué forma se mata un wendigo, cuéntame ¿Cómo te trata ese pe... ¿El lobo? —corregí rápidamente lo que iba a decir por la mirada que me lanzó. Dios conociéndola me tira algún embrujo para que piense antes de hablar.

— Me trata excelente, es muy atento. Me conquistó después de muchos intentos— pobre chico. tratándose de Engla y añadiendo que los lobos y las brujas no se llevan bien, debió de ser una tarea muy difícil para el chucho.

— Sí que le debió costar. No eres nada fácil ¿Cómo era que se llamaba? ¿Ismael? ¿Zael? —me ha hablado de él muchas veces, pero nunca recuerdo su nombre.

— ¡Mael! Danae, te hablé hace un mes sobre él.

— Soy mala con los nombres ¿Si?

Traté de defenderme, aunque en realidad no me interesaba su nombre.

— ¿Por qué no dejas de mentir y me dices que en realidad no te interesa saberlo? —oh no, ese tono no me agrada.

— Claro que me interesa, todo lo que pase en tu vida me interesa. Eres mi amiga ¡Por la diosa!

— Está bien, está bien. Te creo— achiqué mis ojos, ella dice eso, pero sé que en realidad no me cree, de todos modos, la prefiero así: Una Engla molesta es como ver al mismo diablo.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora