Capitulo 26

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Danae

— ¿Por qué las mujeres tardan tanto en arreglarse?— dirigí mi vista al lobo que estaba al otro lado de la mesa.

— Oh vamos, no tardé tanto— rodé los ojos por su exageración— ¿Por qué los hombres son TAN exagerados? Solo me bañaba, León, nada más.

— Ujum— dijo con labios cerrados mientras se levantaba de su silla.

— ¿Ya te vas? Pensé qué desayunaríamos juntos.

— Te tardaste demasiado, preciosa— le dio un mordisco a su sandwich— Pero te guardé algunos— Señaló los que estaban en la mesa— hay de queso y jamón, espero que te gusten. Soy un excelente cocinero.

Lo miré burlesca— Eso lo tendrás que demostrar con algo más, guapo.

La distancia entre nosotros es cada vez más reducida.

— Tendrá que ser en otra ocasión— se apartó de mí— Venga, tenemos cosas importantes que hacer. Te presentaré a algunos miembros cruciales de la manada y luego tendremos una reunión con el alfa de white lagoon.

— ¿Tengo que asistir? No creo que mi presencia sea necesaria. Tú solo podrías encargarte, lo has hecho por mucho tiempo León, no tendrás problema.

El asintió pensativo— Si, pero cómo la luna suprema, debes empezar a ocuparte de tus obligaciones. En unos días será la celebración de la luna y quisiera que me acompañaras.

Lo miré intrigada, nunca había oído de ella.

— ¿Qué es eso exactamente?.

— Verás, la celebración de la luna, es una festividad en la que, todos los lobos le damos gracias a nuestra Diosa por permitirnos encontrar a nuestras parejas, y quisiera que tú estuvieras hay, conmigo— terminó de decirme.

— León, yo no creo que sea buena idea que...

Tomó mi barbilla con sus dedos para que lo mirará, sus ojos brillaban cómo dos estrellas resplandecientes y el imponente color negro de sus ojos se mezclaba con el carmesí de su lobo. Una combinación que poco a poco se a convertido en mi favorita.

— En verdad quiero que asistas, Danae— unió nuestras frentes— Te prometí que haría las cosas bien, y pienso que sería bueno empezar con darte la bienvenida que debiste recibir desde el inicio. Ayer me dijiste que te demostrara con hechos, y eso pienso hacer.

Sus palabras conmovían mi corazón, pero ¿Será correcto creerle?. Siento que debo darle una oportunidad, estoy dispuesta a dársela; el único problema es que no quiero terminar alejándome.

— Está bien, León, iré— solté un pequeño suspiro que salió de lo más profundo de mi alma. Si es importante para él, asistiré.

— ¡Gracias, gracias, gracias!— me elevó por los aires emocionado, sus manos se encontraban aferradas a mis caderas para no dejarme caer y su cuerpo nos giraba a ambos, creando la ilusión de que la habitación daba vueltas.

Yo reí por su acción tan repentina, no la vi venir. Puedo notar ahora, lo mucho que significa esto para él— León, bájame por favor, vomitaré.

En ese momento me acorde de que no le había preguntado sobre lo de anoche, así que aproveche y lo hice.

— ¿Oye, qué pasó anoche? No me has contado nada.

— ¿Lo de anoche?— yo asentí en respuesta, quería saber el porqué de la llegada de los cazadores— Nada de que preocuparse, solo unos humanos testarudos qué piensan que pueden hacer lo que se les antoje en mis tierras— dijo cómo si no tuviera ninguna importancia.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora