Capitulo 10

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Danae

La bella luz del sol se filtra por las cortinas entre abiertas de mi habitación, es una sensación tan agradable sentir como los pequeños rayos calientas mi piel. Quiero seguir durmiendo, pero se que aunque quisiera no podría.

Después de que estoy despierta, no vuelvo a conciliar el sueño.

Sin más nada que hacer en estas cuatro paredes, me encamino a la puerta con la intensión de salir. Al estar casi tocando el picaporte llega a mí un olor desagradable, no sé bien que es, pero con solo olerlo me da náuseas. Salgo rápidamente de la habitación y me dirijo al primer piso como si allí encontrará la fuente de esa pestilencia, pero solo me encuentros con el cuerpo de León, junto con otros dos hombres.

— Buenos días, Danae ¿Cómo dormiste?.

— Digamos que bien— fue lo único que dije mientras terminaba de bajar los escalones faltantes.

Sin más remedio, me acerque a él y este tomó mi cadera, atrayendome a su cuerpo.

— Danae, ellos son: Dante, mi beta y Nio, mi delta.

— Un gusto conocerlos.

— El placer es todo nuestro— tomó la palabra el castaño— Es una bendición que nuestra Diosa nos haya mandado una luna tan hermosa, sin dudas alegraras mucho a esta manada— yo creo todo lo contrario.

Asentí sonriente.

— Nio, si sigues coqueteando con mi luna, te arrancaré la cabeza— me había olvidado de la presencia de León— y tu,  no le prestes atención a las cosas que él te diga— rodé los ojos. Como si en verdad lo fuera a hacer.

— Alfa, luna, lamentamos dejarlos, pero tenemos algunos asuntos de los cuales encargarnos, con su permiso.

En el momento en que salieron, León me arrastró por el pasillo hasta la puerta de su habitación, o al menos eso dedusco. Me empotró en la pared para después meter su nariz en mi cuello como ya era costumbre.

— Por la Diosa, tendré que poner mi fragancia en un frasco para que me dejes en paz por un rato— bromeé, pero al parecer no le gusto, porque soltó un pequeño gruñido— ¿Ahora eres un perro? Y ¿A qué viene eso de "no le prestes atención"? ¿Acaso crees que soy esa clase de mujer?.

— Solo cuido lo que es mío— hablo aún en ese lugar— Cada vez tu aroma es más fuerte. Es embriagante, quiero que tu olor se mezcle con el mío para que todos sepan que tienes dueño. Que eres mía— susurró.

— Si, eso no pasará, así que quítate— sentí el filo de sus colmillos rozar mi piel— León, por favor no— quería empujarlo, pero me tenía arrinconada, además de que mis sentidos en parte estaban adormecidos. Gruñó— León, suéltame.

— Hueles tan exquisito, mi luna— ese ya no era león— Déjame marcarte, déjame unir nuestras almas— mi corazón latía cada vez más rápido— muero por verte con mis cachorros dentro de ti.

— Kellan— lo llamé, esto no debía pasar aún— No, debes calmarte— me miró, sus ojos estaban de un rojo brillante— León no quiere esto.

— Ese idiota no quiere aceptarte, pero tú eres nuestra. Si él no te quiere yo si— sus ojos se oscurecieron aún más— Me perteneces y no dejaré que te vayas de mi lado. Compartimos un mismo cuerpo, pero somos mentes diferentes.

— Lobito— acaricié su mejilla para que se tranquilizara— ¿Él puede escucharnos?— negó mirándome fijamente— Bien, haz que vuelva, por favor— con un poco de protesta de su parte sus ojos se fueron tornando al negro habitual.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora