De pequeña anhelaba... y deseaba poder escapar de este infierno y ser libre, soñaba con mi final feliz. Creía que después de tanto sufrimiento podría por fin descansar y encontrar la paz en los brazos de esa persona que me complementaria, solo que a...
Sombras oscuras me rodean, mi corazón late con fuerza, sangre brota de mis heridas, lagrimas inundan mis ojos y una sola pregunta aparece clara en mi mente ¿Por qué? ¿Por qué lo hice? Golpeó mi rostro fuertemente contra el piso, desgarro mi garganta con gritos incesantes de agonía, de dolor. Mi alma está corrompida, mis manos manchadas de sangre, mi destino escrito; mis ojos se concentran en los cuerpos inertes esparcidos por el suelo empantanado y me pregunto nuevamente ¿Yo lo hice? ¿Cómo es posible? Mis pupilas se dilatan y mi respiración vuelve a acelerarse ante el miedo que siento. ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Acaso me convertí en el monstruo de mis pesadillas, ese que veía en el espejo las noches frías y oscuras que pasaba encerrada en mi habitación.
¿Por qué mi cabeza palpita tanto? ¿Y por qué está ese anciano viéndome? ¿Ya sabrá que yo lo hice? ¿Me va a castigar igual que lo hace papá? ¿Por qué se acerca tanto a mí?
Todas esas interrogantes se disiparon cuando unos cálidos brazos abrazaron mi piel húmeda y sucia, apretándome y pegándome al cuerpo del hombre, abrí mis ojos a lo máximo que dieron por la sorpresa que me causó ese acto tan desconocido para una niña como yo, los brazos me guindaban flácidos a mis costados, mi pulso aun martillando adentro de mi pecho, las gotas de lluvia se deslizaban por mi rostro, haciendo que mis cabellos se pegaran en mi frente, estaba oscuro y sin embargo podía ver con claridad la matanza que había ante mis ojos; ya no había inocencia, las voces se la llevaron, ya no había luz, era... era un monstruo tal como me decía mi padre que era. El pánico volvió otra vez a mi sistema, sentía que me ahogaba de nuevo al alzar la mirada y ver esos ojos blancos mirarme, las palmas de mis manos picaban y una incomodidad me atravesó las encías, obligándome a abrir la boca por el filo de unos colmillos puyándome, y de nuevo apareció una de las muchas preguntas que tenía ¿Qué soy yo?
— Ya pasó, pequeña. Ya pasó, debes calmarte.
Lo oí susurrar momentos antes de que mi mente colapsara y se dejara llevar por la oscuridad.
...
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Hola bellezas. Cómo ven, ya tenemos el prefacio de esta historia.
Aunque es una nueva versión tendrá ciertas cosas similares a la anterior. Espero que la historia les guste tanto cómo a mí al imaginármela y crearme todos los escenarios en mi mente.
Así que, si te gustó el capitulo vota, me ayudarías mucho con eso.
Si quieres comentar algo que te allá gustado, adelante, eres libre de hacerlo.
Bien, hasta aquí llego yo. Nos leeremos en otros capítulo, bye.
