Capitulo 9

9.2K 637 16
                                    

Danae

Siento que el beso estuvo fuera de lugar, fue demasiado rápido, ni siquiera nos hemos sentado a hablar y ya nos besamos. No puedo decir que no me gustó, porque en realidad me encantó, pero fue mi error dejarme arrastrar por mis instintos subdesarrollados.

 Aunque... No besa nada mal el lobito.

Por otro lado, llevo una semana aquí y estoy empezando a desesperarme, no me gusta estar encerrada, y eso que esta casa no es nada pequeña, pero ya la he recorrido por completo. Estos días solo me he dedicado a fastidiar a León, sin duda se ha vuelto— por ahora— mi pasatiempo favorito. El pobre hombre debe estar harto de mí a estas alturas, hasta yo lo estaría, pero él quiso esto, así que debe atenerse a las consecuencias.

— León— lo llamé de la manera más angelical posible. Cruzando mis brazos atrás de mi espalda y pestañeando varías veces mientras caminaba hasta él.

— ¡¿Qué quieres?!

— ¿Así es como me tratas? —dije haciéndome la ofendida— Solo te hago compañía, hasta me compadezco de tu pobre asiento, llevas horas ahí sentado ¿Qué no te duele el culo?

— ¿Tienes otra cosa en mente? —dejó lo que estaba haciendo para mirarme.

— Tengo muchas cosas en mente, lobito— miré mis uñas con fingido interés— Pero tú no me das opciones. —Sabía que me estaba metiendo en aguas peligrosas, pero ¿A quién no le gusta un poco de diversión estando confinada en una casa con un hombre horrorosamente guapo en ella?

— Me gusta que me llames así— escuché cuando su cuerpo dejó la silla, levantándose de ella y empezando a caminar— A mi lobo también le gusta.

— ¿En serio?

— Si— miraba directo a mis ojos, y debo decir que esos ojos oscuros bañados en ese rojo sangre crea un remolino de emociones dentro de mí— Lo envidio.

— ¿Kellan? —Pregunté al ver esa mirada animal, sus ojos se tornaron más salvajes, más penetrantes. Él me tomó de las caderas para levantarme y quedar encima suyo, mis piernas enrolladas en su ancha cintura y nuestras bocas mucho más cerca — ¿León?

— Es un maldito suertudo. —ok, no comprendo— Te besó primero que yo—  exclamó con reclamo en la voz, olisqueando mi cuello mientras sus manos hacían presión a los lados de mi cintura para mantenerme allí— Yo te vi primero— gruñó.

— Comparten un mismo cuerpo, bobo— reí— ¿No te enseñaron a compartir? Porque si me voy a quedar aquí, tendrás que compartirme con él— eso provocó que sacará su cabeza de mi cuello y me mirará con sus labios fruncidos— Es la verdad, lobo.

— Eres solo nuestra, humana. Si otro te ve cómo te vemos nosotros, juro que le arrancaré los ojos y las manos si llega a tocarte— demandó con una voz profunda.

Diosa luna ¡¿En qué me has metido?!

— Pero que posesividad. Primero: yo no les pertenezco— él gruñó en protesta, no me importó. Que gruña todo lo que quiera— Y segundo: no puedes hacer eso, cada quien es libre de mirar lo que quiera.

— Pero no a ti, eso sí que no.

— No te entiendo de verdad— exclamé pasando mis dedos por mi cabello— No soportas a los humanos ¿Por qué actúas así conmigo entonces? Se supone que debes odiarme, en un principio lo hacías ¿Qué te hizo cambiar de parecer?

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora