Capitulo 50

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Danae

¿Buscaban algo, niños?.

Mi mirada tembló ante la imagen de Yrsa, era idéntica a como la describían los libros, ella es la tercera de las hermanas. Los textos dicen que su belleza desviaba la atención de su naturaleza oscura y cruel, pero al observar fijamente sus ojos quedabas atónito por los posos negros que poseían sus iris.

— Creo que se han metido en asuntos que no les conciernen— siseó malévola Sadira, la mayor y más fuerte de las cinco brujas— ¿No lo creen hermanas?.

Las tres restantes nos miraban con desdén y arrogancia, después de todo estaban antes un grupo de humanos sin ningún tipo de magia que no serían capaces de defenderse si les atacaban. Draven gruño he intento atraparlas, pero Segna, Revna y Esmeray, esquivabaron sus ataques y se lo devolvieron el doble de fuerte.

— Oh, Draven— siseó Revna— Lamento decirte que esta vez no será tan fácil capturarnos— su mirada fue directamente a mí. Me reparó de pies a cabeza para después alzar una de sus cejas e inclinarse un poco hacía delante— ¿Es la qué yo creo que es?.

Dos de ellas caminaron hacía mí, pero al acercarse demasiado una barrera se hizo presente, enviándoles una pequeña corriente eléctrica a sus cuerpos. Fue hasta ese momento en que me di cuenta de que Engla ya había despertado y vuelto a la normalidad.

Yrsa chasqueó la lengua mientras sus dedos hacían ligeros contactos con el escudo— Oh, pero si las brujitas han hecho una barrera— canturreó con gracia— ¿Creen qué esto será impedimento? Tenemos muchos más siglos en esta tierra que ustedes, pequeñas brujas. Sus poderes no se comparan con los nuestros... aunque, hay una excepción, por supuesto.

— La nieta de Deimos— Esmeray, la menor de ellas, tomó la palabra. Mi vista se fijó en sus ojos pardos que brillaban con impaciencia, la magias arremolinada en sus iris se podía sentir a kilómetros— Ah, tu abuelo fue el mejor aprendiz que hemos tenido. Es una lástima que en su sangre llevara la traición; tenía un futuro prometedor a nuestro lado.

— Me gusta, tiene un buen cuerpo. Nunca he sido pelirroja, aunque ¿Si nos soportará a todas?.

Mi garganta se secó, quería tragar, pero un nudo no me dejaba, el pulso me latía a mil por hora y el único pensamiento claro que tenía era mi bebé.

— Quizás no ha todas— intervino Segna— Pero ahora que lo pienso podríamos usar a la bruja blanca. Las dos nietas de Deimos bajo nuestro poder.

— Tu abuelo se retorcerá en su tumba.

Dicho eso las brujas adquirieron la forma de una gran bruma negra, el humo parecía tan toxico que incluso podría matarte con solo respirar cerca de él. Un grito se oyó, era tan agudo que provocó un zumbido en mis oídos; cuando nos repusimos, vimos no uno, sino a cuatro wendigo parados en una fila de arboles, esperando en la oscuridad con sus cuerpos ahora más putrefactos y largos. Mi mente se aclaró, ellos fueron creados por ellas.

— Matthew, necesito que tus mejores hombres salgan e intenten eliminar siquiera a dos de ellos.

— ¿Qué pasa con esas brujas? Nos atacarán si salimos de aquí— yo negué.

— No, ellas nos quieren a nosotras. No tienen ningún interés en ustedes, te aseguro que no se tomarán la molestia de perseguirlos.

Si bien lo disimulaba excelente. El miedo era notorio, al igual que el del resto.

— Draven, intenta quemarlas con tu fuego. Si mi teoría es correcta, eso las matará y no permitirá que el alma renazca.

— ¡Danae, Engla se está debilitando mucho! ¡La barrera desaparecerá!— exclamó Bricia, por inercia miré a mi amiga y su cuerpo empezaba a presentar moretones por lo que decidí dejar de escondernos aquí dentro.

Entre CadenasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora