Capítulo 50: "Tiró la puerta abajo"

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(Narra Yuno)

—Levi, —susurré desde el marco de la puerta de su habitación. —¿puedo pasar?

—Yuno, estoy ocupado. —contestó sin girarse. Rodé los ojos. Todo por su estúpido orgullo.

Entré de todas formas y me acerqué hasta la silla de su escritorio, poniéndo mis manos en las caderas hasta que se dignara a mirarme.

—Vete.

—Levi, déjame ayudarte. —resoplé. —A cualquiera se le puede explotar una bomba en la mano, que no te de vergüenza.

—¡No se me explotó mí! —gruñó girando la silla para mirarme. Contuve una risa burlona.

Hace unos minutos, mientras todos creábamos las bombas, Carl se puso a molestar a Amelié quitándole el frasco con el líquido rubí que hacía detonar las bombas con solo una gota y una flecha, pero mi querido pelirrojo al ser tan idiota se tropezó y sin querer empujó a Levi, que estaba sacando la pólvora que quedaba en unos de los barriles. Al chocar, Carl derramó medio frasco sobre la pólvora del barril, haciendo que ésta detonara y que Levi se quemara parte de la mano.

Después de haberle gritado a Carl que era un estúpido irresponsable (insultos de los que yo no lo pude defender) se había venido a encerrar acá.

—Mi hermanito es un poco estúpido, no lo hizo intencionalmente. —sonreí y aproveché que se había girado para tomarlo de la muñeca y así ver mejor su mano.

—Ni se te ocurra tocar.

—Si lo sé Levi, no soy idiota. —contesté irritada. Alcé su mano a la luz. Por suerte quedaba poca pólvora en el barril así que la pequeña explosión sólo había alcanzado el costado de su mano, nada grave, pero le debe arder horriblemente. —Iré a buscar agua fría.

—No es necesario, tengo el botiquín aquí. Solo tengo que envolver-

—¿Sabías que recibir ayuda de los demás no tiene nada de malo? —interrumpí mirándolo. —No tienes porqué hacer todo solo.

Selló los labios y me miró. 

Es increíble cuanto puede aguantar una persona. Si existía alguien que era la definición viva de la palabra fortaleza era él. Eso, me gustaba de él.

—¿Yuno, por qué hac-

—Capitáaaaaan. —un grito lloroso nos hizo desviar la mirada hacia la puerta. Carl venía con una mirada llena de culpa que cambió a sorpresa al vernos. 

Mierda, no me fijé lo cerca que estábamos. Retrocedí dos pasos tambaleándome y el idiota pelirrojo alzó una ceja en mi dirección. Que no se haya dado cuenta, por favor.

—Oh, si están ocupados me voy. 

—No estábamos ocupados. —me apresuré a decir y él solo me lanzó una mirada en la que me gritaba mentirosa.

—¿Qué quieres, mocoso? —preguntó Levi irritado. Carl hizo un puchero.

—Capitán no se enoje, sólo estaba jugando con mi hermana. Y... —salí de la habitación mientras que el pelirrojo le inventaba excusas a Levi.

Caminé hacia la cocina y llené un cuenco con agua fría, pensativa. La verdad... es que con Levi no hemos hablado sobre el beso en el bosque, o lo que pasó anoche cuando Erwin nos interrumpió. Me pregunto si será necesario tocar el tema o dejar que las cosas simplemente fluyan... Puta mierda. ¿Cómo carajo fue que Levi y yo terminamos así?

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora