Capítulo 43: "Capitana y rubita"

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(Narrador omnisciente)

Después de almuerzo Carl y Sasha jugaban ajedrez, Armin leía acostado en el sofá mientras que Eren, Mikasa Connie y Jean jugaban en la mesa, a las cartas.  

En la habitación compartida estaban Erwin y Hange conversando sobre el poco tiempo que quedaba para que el plazo acordado con los Gizinos acabara y tuvieran que pedir una respuesta definitiva sobre si hacer o no la alianza.

Levi se había levantado recién a prepararse una taza de té cuando golpearon la puerta. Como todos los demás estaban en sus mundos él soltó un suspiró y giró la manilla de la puerta, encontrándose con la chica con la que había planeado conversar pero ahora parecía habérsele olvidado todo.

—Hola. —saludó Yuno con frialdad, mirándolo fijamente. Él captó el mensaje de inmediato, la chica estaba molesta por lo que pasó cuando tuvo fiebre. Se hizo a un lado y la dejó pasar.

—¿Yunito, no estabas en reunión? —preguntó Amelié pausando el juego un momento.

—Adivina, darling... El Canciller se quedó dormido. —(querida) respondió la chica en tono irritado. Provocando una carcajada en los pelirrojos.

—El Jefe es un desastre. —contestó Carl meneando la cabeza. Yuno asintió repetidamente.

—¿Yuno, quieres jugar a las cartas? —propuso Eren con cara de amargado. 

—¿Por qué tienen esa cara? —cuestionó la chica mirándolos.

—Les duele la espalda debido a que nos quedamos cuidando a alguien anoche. —respondió Mikasa sin levantar la vista de sus cartas. Levi la miró mal. —Y porque les he ganado tres veces seguidas.

—Pff, que pésimos jugadores. —se burló Yuno.

—Pero Yunito si tu siempre pierd... ¡GANAS! —intentó reponer rápidamente Amelié, pero ya la había cagado.

—¿Eres mala jugando a las cartas? —preguntó Levi acercándose a la pelinegra con su taza de té. Era la única forma que se le ocurría para romper el hielo.

—¿Te estás burlando, tonto? —contestó la chica a la defensiva haciendo que el otro abriera los ojos como platos.

—¡Hoy estás de un humor hermoso! —ironizó Levi con el ceño fruncido.

—Si, mi humor está tan hermoso como yo... Eso fue lo que me dijiste hace dos días atrás, ¿verdad? —atacó la chica alzando las cejas haciendo que los labios del azabache formaran una línea recta.

Todos habían detenido sus juegos, para poner atención a la discusión.
Amelié murmuró algo como "Aquí vamos de nuevo".

—Estás molesta por lo que pasó anoche. —respondió Levi. —Estás molesta porque pedí que respetaras mi espacio personal.

—¿¡Tu espacio personal!? —reclamó Yuno molesta. —Te pones a delirar y la única forma de calmarte es abrazándote ¿y me culpas por invadir tu espacio personal? 

Claramente la conversación no iba como ellos esperaban, los dos querían arreglar el malentendido pero ya se habían desviado del tema. Mantuvieron las miradas fijas el uno en el otro, una guerra que ninguno quería perder.

—¡Yuno! —gritó Hange corriendo hacia ella. —Me pareció escuchar tu voz, que bueno que estás aquí, ¿almorzaste?

La alegría de la morena los descolocó a ambos, la Capitana terminó esbozando una sonrisa.

—Si almorcé Hange, no te preocupes. 

—¡Que bien! ¿Oye, viste el cielo? Se está despejando, vamos a ver los arcoíris que se formarán. —la mujer de lentes la tomó de la muñeca antes de que ella pudiera responder y salieron de la casa.

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora