Capítulo 45: "Tres días"

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A la mañana siguiente...

—Quedan tres días. —murmuró Zara, sentada en el sofá.

—Lo sé, pero aún no tengo una respuesta concreta. —respondió Fertman a su lado.

—¿Eres tú la que aún no se decide? —preguntó Derek mirando el perfil de Yuno, ambos apoyados en la pared frente a los mayores.

—Es una decisión demasiado complicada, hay mucho en juego. —contestó la chica con la vista en el suelo.

Los cuatro Jefes de los Gizinos estaban reunidos en la casa de Derek, la cuenta regresiva ya habían empezado, en tres días más tendrían que dar una respuesta definitiva sobre si hacer o no, la alianza con la Legión de Reconocimiento. Ya no les quedaba nada de tiempo y tendrían que elegir si unir sus ejércitos o mandar esas tres semanas de prueba al tacho de la basura.

—¿Ustedes qué opinan? —preguntó Yuno hacia la científica y el constructor, necesitaba que alguien más la guiara. Porque hablar con Fertman era perder el tiempo ante un enamorado de la Legión.

—¿Y si hacemos una votación? —propuso Derek. —Levantaremos la mano, con la palma estirada si queremos la alianza y la mano en puño si queremos rechazarla ¿bien?

Los otros tres se miraron entre sí, era una propuesta ridículamente infantil pero asintieron.

—Bien uno, dos, tres.

Los cuatro alzaron sus respuestas.

—Mierda, por eso siempre fuimos cinco en el consejo. —murmuró Fertman entre dientes.

Él y Derek habían mostrado la palma, Zara y Yuno el puño. Empate, un-puto-empate.

—Aún así, solo ustedes han convivido con ellos. —resopló la mujer. —Son ustedes los que deben escoger.

El Canciller y la Capitana se miraron, él realmente no entendía porque Yuno se seguía negando si era más que obvio que la relación entre ella y los de la Legión había mejorado muchísimo. De hecho, podría hasta asegurar que entre Yuno y cierto tipo con el que se lo pasaba discutiendo habían nacido otros tipos de sentimientos. Sin embargo, por alguna razón ella no daba el brazo a torcer.

—¿Entonces...? —preguntó Derek.

—Podríamos volver a repasar las bases del tratado. —murmuró Fertman. —Llamemos al Comandante y preguntemos de nuevo que pasará si aceptamos o si nos negamos.

Yuno asintió con los puños apretados, no quería volver a hablar de la alianza. No quería tener que dar una respuesta definitiva, le aterraba tomar la decisión equivocada. 

¿Morir por aceptar unirse a la Legión o morir por negarse a entrar a la Legión?

—Iré por él. —contestó el Canciller poniéndose de pie y salió de la casa.

—Zara, no me habías dicho que no querías la alianza. —dijo Derek con la mirada confusa. Ella se encogió de hombros.

—No confío en ellos Der, no los conocemos y no sabemos hasta que punto pondremos en peligro a los chicos del ejército. —respondió Zara. —Lo más probable es que muera la mayor parte de los soldados, ¿te das cuenta de lo que eso significa?

El silencio reinó entre ellos, un silencio tenso y pesado.

—¿Pero de qué otra forma lograremos seguir viviendo aqu... —Derek dejó la frase en el aire ya que la puerta se abrió dejando ver a Erwin, Hange y Levi.

* * * * *

Todos los de la Legión estaban desayunando en la casa cuando alguien golpeó la puerta. Connie se puso de pie y la abrió, ahí estaba Fertman.

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora