Capítulo 13: "Las desaparecidas"

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(Narrado por Yuno)

—Y... yo también espero que nos podamos llevar bien. —murmuré para mi misma al cerrar la puerta en mi espalda.

Di unos pasos y me senté en las escalerillas que me daban una espectacular vista de la luna y el bosque. Puse mis codos en mis rodillas y mi rostro entre mis manos.

¿Confiar o no confiar en ellos? Esa es la gran pregunta. Querría odiarlos por haber nacido en las tres murallas, pero la verdad es que ellos nos han ayudado. Y lo que es peor aún, me recuerdan a las personas que quiero.

Aquellos muchachos que se la pasan peleando son iguales a Carl y Amelié discutiendo por comida.

Armin y Hange me hacen pensar en Derek y Zara, tan inteligentes y tan entregados al saber.

Y que decir del Comandante Smith, es igual a Fertman pero con menos años, ambos poseen un gran poder con las palabras aunque demasiado idealistas a mi parecer, pero hay que reconocer que gracias a eso son capaces de mover masas y hacer que las personas confíen ciegamente en ellos. Son verdaderos líderes.

Sólo me queda Levi, ese feo no me recuerda a nadie. Es terco, grosero, antipático y-

"No sé a quien me recuerda esa singular personalidad."

La voz de Fertman inundó mis pensamientos, eso lo dijo cuando Hange presentó a Levi.

Ese viejo tonto cree que nuestras personalidades son similares. Apreté los puños indignada.

¿Qué ese irritante ente del demonio y yo nos parecemos?

[...]

Pasé horas observando el cielo hundida en mis pensamientos, debían ser alrededor de las cuatro de la mañana cuando me fui a la cama. Y me tendría que levantar a las seis.

Dormir solo dos horas... mi cutis se irá a la mierda si sigo con este horario.

Aunque la verdad es que lo llevo desde hace dos años aproximadamente. Después del primer ataque de la Policía militar tenía tanto miedo a que nos atacaran nuevamente que yo me pasaba gran parte de la noche en vela mirando por la ventana, a pesar de que habían soldados que hacían turnos para vigilar la muralla.

Mientras viví en el El círculo de Giza me iba a la cama a las diez de la noche y despertaba a las dos de la madrugada, me vestía con mi uniforme negro con chaqueta roja y comenzaba a dar vueltas sobre la muralla vigilando que nada, ni nadie se acercara a Giza.

Las primeras semanas los soldados y el Canciller insistieron que no podía estar durmiendo solo cuatro horas al día, y que ante cualquier emergencia me despertarían de inmediato.

Pero por más que intentaron fue en vano, yo seguía con ese insomnio creado por la necesidad de cuidar a mi gente. Un insomnio con el que cargo hace dos años.

Y esta noche tuve que ir al patio a hacer lo mismo... Aunque no estuviera ni en Giza, ni con mi gente.

Abrí la puerta de la habitación de chicas y me metí a la cama.

—¿Yunito, te desvelaste de nuevo? —me giré despacio para encontrarme con unos ojos esmeralda abiertos levemente. —Creí que aquí no te pasaría.

—Supongo que es un mal hábito, —respondí mientras subía la cobija hasta mi sien. —pero no te preocupes ya me dio sueño.

La chica a mi lado asintió levemente y cerró sus ojos, quedó inconsciente de inmediato.
Probablemente cuando despierte ni se acordará que conversamos.

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora