Capítulo 40: "Techo y marido"

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—No creí que fuera ingenua. 

—Oye rubita, tu lengua está muy larga. —Kimihiro la miró de reojo para que guardara silencio. La chica pareció sorprendida por sus propias palabras.

—Capitana... no fue mi intención ofenderla. —repuso rápidamente.

—Si fue tu intención Karol, —respondió Yuno pasándose la manos por los ojos para masajearlos suavemente, las palabras de la rubia habían sido como cuchillas. —pero también sé que tienes buenas intenciones. 

"—Así es Yunito, no puedes mezclar tus sentimientos con tu trabajo. Nada bueno podría salir de eso."

Las palabras de Amelié inundaron su mente. ¿Quizá me estoy dejando llevar por mis sentimientos hacia los de la Legión y no estoy pensando con claridad? 

—Capit-

Un fuerte estruendo hizo que todos pegaran un salto, se miraron entre sí y salieron rápidamente del cuartel. Afuera llovía intensamente y el fuerte soplido del viento había sacado parte del techo de una casa.

—Carajo. —murmuró Kimihiro soltando un soplido. —Me quiero ir acostar.

—Hey idiot, are you seeing that there are people in trouble and all you say is that you want to go to sleep? —(Oye idiota, ¿ves que hay gente en problemas y todo lo que dices es que te quieres ir a dormir?) lo regañó fuertemente su compañera rubia.

Yuno puso los ojos en blanco y avanzó entre la lluvia para ver a los que estaban en la casa. Por suerte aún no se había quitado su uniforme. Se encontró con que adentro vivían una abuelita con su pequeña nieta de siete años, que había perdido a sus padres en uno de los ataques.

—¡Jefa! —Carl apareció a su lado con un extraño sombrero para no mojarse demasiado. 

—¿Carl, dónde está Amelié? —preguntó Yuno girándose hacia el chico al verlo solo.

—Esa vaga está durmiendo, sabes que a penas toca la cama se vuelve un oso perezoso. —contestó el chico rodando los ojos y luego se giró hacia la abuelita y la nieta. —Tendremos que llevarlos a alguna casa desocupada.

—No podemos, no hay más casas reparadas. —contestó Yuno. —Derek me dijo que habían reparado solo la cantidad de casas necesarias para que vivieran los Gizinos.

—Entonces tendremos que reparar el techo. —resopló Kimihiro de nuevo.

—Si quieres dormir vete de aquí y no estorbes. —le respondió Karol con desinterés.

—Rubita, tan dulce como siempre.

—Karol, Kimihiro vayan por las herramientas, deben estar en la casa de Derek. —habló Yuno y se giró hacia el pelirrojo. —Revisa que tan mal está esto, yo llevaré a la abuela y la niña al cuartel por ahora.

Yuno las ayudó a avanzar hasta la casona donde les ofreció que tomaran algo caliente, y le pidió a los chicos que estaban jugando a las cartas que las atendieran. Volvió afuera y se encontró con tres sujetos que estaban estorbando más que ayudando.

Derek estaba con una gran chaqueta y estaba sacando las herramientas, mientras que Kimihiro y Karol afirmaban la escalera para que Carl subiera. Todos empapados por la intensa lluvia.

—¡NO CARL, TU NO TE SUBAS! —gritó Yuno mientras corría hacia ellos. —¡Queremos reparar la casa no terminar de derrumbarla!

—¿Me estás diciendo gordo, Jefa? —preguntó el pelirrojo indignado quedando a media escalera. 

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora