Capítulo 81: "Gizinos"

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"Saya haz todo lo que esté en tus manos para hacer libre a nuestro pueblo."

Busqué entre lágrimas la ropa que me dijo y lo entendí al instante, no era un vestido rojo, representativo de nuestro clan, como el que seguramente me habría puesto para el 'acto funeral' de mis compañeros. Eran únicamente ropa negra, pantalones, botas con tacón, una camiseta que cubriría hasta mis muñecas y una chaqueta de cuero.

Me puse esa ropa y también el cinturón que ahí estaba que contenía espacio para pequeños cuchillos y mis espadas, por último un botecito con pintura negra, en la tapa había un ojo dibujado. Sonreí, Karol quiere que yo sea la muerte el día de hoy. La puse en mi párpados delineándolos con una pequeña coleta final. Tomé mis cosas y salí del cuartel.

Ya estaba preparada, cumpliré la petición de Karol. La cumpliré aunque ellos me quieran muerta. Tiré todo lo demás dentro de la carroza, puse las espadas en mi cinturón y caminé hacia el escenario, cuando pasaba por su lado todos me miraban sorprendidos. A lo lejos vi las caras de Alice y Floch, ambos tenían una ligera sonrisa y apoyaron las manos en sus pechos 'estaban conmigo'.

Subí al escenario y el Canciller me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué haces con esa ropa, Capitana? ¿Dónde está tu vestido?

—Vengo a darle un réquiem a mis compañeros caídos, no a una fiesta. A la mierda los formalismos. Esta es la guerra.

Fertman me miró sorprendido pero carraspeó.

—¡Ciudadanos de Giza!

—Canciller, yo hablaré. —dije mirando a todos los ciudadanos, a los chicos del ejército que se habían quedado aquí y esperaban respuestas sobre sus compañeros.

—¿No quieres que los prepare? —murmuró y yo negué.

—Usted puede ser el Canciller, pero yo estoy a cargo del Ejército. Mi gente, mi responsabilidad. —di un paso al frente y alcé la voz. —Soldados, ciudadanos, el día de hoy, como Capitana, tengo tres noticias que darle. La primera es que recuperamos el Distrito de Shiganshina y llegamos al sótano, descubrimos la verdad sobre este mundo.

Se oyeron gritos de sorpresa, los ojos de mis soldados se iluminaron. Tragué con dureza.

—Pero para alcanzarlo tuvimos que hacer sacrificios... De los 130 soldados que fuimos a la batalla, solo volvimos cuatro. —vi caras pálidas, rostros de horror. —126 de los nuestros entregaron valientemente sus corazones por nosotros.

En Giza los adultos son pacíficos, amables y preocupados. Pero los jóvenes son rebeldes, intensos, impulsivos... y yo siempre lo supe, yo era una de ellos. Sabía lo que vendría.

—¡Muerte a la Capitana! —suspiré. Fue uno de los soldados. —¡Ella aceptó esa alianza, ella llevó a los nuestros a la muerte!

Vi a Fertman alzar las cejas desconcertado, a Floch y a Alice listos para intervenir. Pero ese soldado tiene razón, yo los llevé a eso. Y no me arrepiento, yo no soy el enemigo... el verdadero enemigo es Marley.

—Después discutiremos si debo vivir o no, antes les contaré la verdad sobre el lugar en el que vivimos...

Hablé durante diez largos minutos intentando resumir todo, ahí al aire libre con el atardecer tras de mí los Gizinos me oyeron atentamente, en silencio. Solo veía sus rostros como cambiaban de confusión a dolor, luego a decepción, finalmente a rabia.

—Por eso es que somos Eldianos que vivimos en la Isla Paradise y Marley intentó y seguirá intentando eliminarnos.

—¿Pe-pero y la libert-ad? —tartamudeó Zara mirándome, sentí mi corazón contraerse y negué con la cabeza.

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora