𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]

Capítulo 27: "La disculpa de Yuno"

—"por fin te encontré".

Me desperté sobresaltada y con el rostro empapado, mientras más lágrimas caían. Mi respiración era fuerte y entrecortada, apenas conseguía que el aire llegara a mis pulmones.

—¿Yunito? —Amelié se enderezó en la cama y se acercó a mí. —Oye ¿qué pasa?

No podía responder, solo sentía como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Sentía miedo y un dolor punzante, intenté concentrarme en mi respiración hasta que encontré de donde venía aquel dolor, de mi brazo izquierdo.

—Hey Yuno, ¿me escuchas? —Amelié pasó su mano frente a mis ojos.

No, no, no. Esto es muy malo, a penas puedo mover el brazo. Eso solo significa que la herida se sigue abriendo y que probablemente está infectada.

—¡Yuno! —Amelié me tomó por ambos hombros y me zamarreó, Mikasa y Sasha despertaron de inmediato. —¡Yuno, háblame!

Por fin pude concentrar mi vista en sus ojos y entender que era lo que la chica estaba diciendo.

—A-Amelié lo siento, —respondí y vi como su rostro se relajaba. —lo siento, estaba intentando calmarme.

—¡Mujer, no me vuelvas a asustar así! —se llevó una mano al pecho y soltó el aire que tenía contenido.

—Chicas ¿qué pasa? —preguntó Sasha refregándose los ojos.

—Tuve una pesadilla y luego me costó reaccionar, lamento haberlas despertado. —respondí secándome las lágrimas, mi respiración seguía entrecortada.

—¿Segura que estás bien? —preguntó Mikasa, mirando mi colchón.

Seguí su mirada y vi que había unas marchan de sangre donde seguramente estuvo mi brazo, con sutileza puse mi mano sobre ese lugar para que las otras dos no lo vieran.

—Si, Mikasa, estoy bien. No te preocupes. —respondí con una mirada de súplica para que guardara silencio y ella asintió.

—¿Qué hora es? —preguntó Amelié e inmediatamente la campaña de Hange comenzó a sonar.

—Uh, creo que hora de levantarnos. —se quejó Sasha con un puchero.

—Al menos están completamente despiertas. —murmuró Mikasa levantándose, las otras dos que eran las que más se demoraban en pararse de la cama, hicieron lo mismo.

Me levanté con cuidado e hice mi cama rápidamente para que no vieran la mancha de sangre. Anoche me había puesto una camiseta negra de mangas largas en el baño. Ahora me tendría que cambiar con cuidado de que no me vieran la herida del brazo. Rayos, será complicado.

—Yuno. —Mikasa se acercó a mí, esa chica era un flash así que ya tenía su uniforme puesto.

—Dime. —contesté sacando la ropa de mi baúl.

—¿Qué opinas del nuevo plan? —se puso frente a mi y luego susurró. —Cámbiate, yo te taparé.

La mire llena de agradecimiento, desde el lugar donde ella estaba no había forma de que Sasha o Amelié vieran mi brazo.

—Mmm, creo que es mejor que el anterior.  —respondí en tono tranquilo mientras me quitaba la camiseta y con un dolor gigantesco me ponía la del uniforme. —¿Tú qué opinas?

Me giré y vi la cara de Mikasa, lucía espantada. ¿Tan mal se veía la herida? Con lo rápido que me cambié ni siquiera la quise mirar.

—Que está infectada. —respondió y la miré con pánico.

—¿De qué están hablando? —preguntó Amelié acercándose con curiosidad.