Capítulo 22: "El día antes de la expedición"

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Abrí los ojos lentamente acostumbrando mis pupilas al sol que iluminaba la habitación.

¿Sol? ¿Qué hora es?

Me senté en la cama y miré a mi izquierda, Amelié, Mikasa y Sasha siguen ahí en sus camas, durmiendo tranquilamente.

Pasé la mano por mi rostro con pesadez, me puse de pie y abrí un poco la ventana para ventilar el cuarto. Realmente hay demasiado sol, cuando nos levantamos a las seis de la mañana apenas entra luz y tenemos que encender la luz para vestirnos, pero ahora...

Aproveché la tranquilidad del cuartel, me quité el piyama y me puse mi uniforme seco, dejé mi cabello suelto y salí del cuarto.

Puro silencio en todas las habitaciones.

Llegué hasta la cocina y miré el reloj que marca las...

Las 12:20. ¿Las 12:20? 

LA PUTA MADRE SON LAS 12:20 YA PASÓ EL MEDIODÍA.

Me llevé las manos a la cabeza, jalándolo levemente, ¡¿pero cómo?!

Se supone que nos teníamos que levantar a las 6 a.m. para organizar los últimos detalles de la expedición de mañana, perdimos seis valiosas horas. Shit, shit, shit.

Nos van a matar.

Corrí hasta la campanita de la puerta que Hange usaba para despertarnos, y la comencé a tocar como desquiciada ¡TONG...TONG...TONG...TONG!

De inmediato empecé a escuchar voces que venían de las habitaciones.

"—¿Hay sol? Canciller levántese, creo que nos quedamos dormidos"

"—¿Yunito ¿dónde estás?"

"—Eren levántate"

"—Jean, deja de golpear a Eren"

"—Pero no despierta"

"—¡Eeeeeerwin! ¡¿por qué no me despertaste?!

"—¡Hange, acabo de despertar!"

"—¿Quién carajos tocó la campana?"

Uhh, uhh, empezamos mal.

La puerta de Erwin se abrió de golpe, de ahí salió un gigante rubio, despeinado y con la chaqueta puesta al revés.

—Oh, Yuno, tu fuiste quien despertó primero. —asentí y levanté mis dedos haciendo el gesto de las paz. —¿Qué hora es?

—Más de las doce. —respondí haciendo un pucherito. Definitivamente nos van a matar por darles tanto alcohol.

Al mismo tiempo Hange y Levi salían de sus habitaciones.

—¿¡MÁS DE LAS DOCE!? —gritaron los tres.

Asentí, Erwin palideció.

—Pe-pero, los preparativos para la expedición. —Hange se llevó las manos a la cabeza exaltada.

—Perdimos toda la mañana. —murmuró Levi, quien seguía en piyama, cruzándose de brazos.

—Tiene que ser imposible. —murmuró Erwin mirándome, me encogí de hombros y apunté el reloj. El dió unos pasos y lo miró. —12:23, 12:23, 12:23.

—Comandante, cálmese. —lo llamé levemente.

—¡SOLDADOS LEVÁNTENSE TODOS AHORA! —gritó Erwin de repente. Me llevé las manos a los oídos asustada mientras que Levi y Hange lo miraron mal. —LOS ESPERO AFUERA EN ¡UN! MINUTO, CON SUS UNIFORMES...¡LISTOS PARA ENTRENAR!

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚́𝐧 𝐲 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐚𝐧𝐚 [𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora