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A la mañana siguiente Lawan se había ofrecido amablemente a prepararle algo de comer. Malai le había pedido disculpas por todas esas veces en las que lo había molestado al entrar sin permiso a su habitación. Además sus pesadillas habían regresado, pero ahora no veía a su madre morir, sino ahora era Ae a quien veía.

-Estábamos muy preocupados por ti - la mujer le acarició el hombro cariñosamente - Tu padre no dormía.

El chico solo pudo regalarle una sonrisa a la mujer.

-¿Te ocurre algo? - Malai lo miro con el ceño fruncido.

-Solo no pude dormir bien - explicó tratando de no preocuparlas.

-Terminen de comer, tenemos que ir a la corte - informó el señor Pichaya sin atreverse a mirar a las tres personas delante.

Pete levantó la vista para mirar a su padre, pero este apartaba la mirada.

-No tienes que preocuparte - le aseguró la mujer - Habrá policías cerca y ellos ya no podrán hacerte daño.

Un suspiro se le escapó al pensar en la posibilidad de poder abrazarlo. Trató de deshacer sus pensamientos y terminar la comida, pero no importaba como; Ae siempre iba a estar rondando en su cabeza.

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Toda la prensa se encontraba fuera de la corte tratando de hacerles preguntas. Las personas que trabajaban para su padre los hacían a un lado para que ellos pudieran pasar. Cuando entraron tomaron sus asientos correspondientes.

Luego de unos minutos entró el juez con muchas personas detrás de él, entre ellos incluidos sus secuestradores. Ae lo buscaba con la mirada, y al encontrarlo le sonrió.

Durante todo el tiempo la atención de Pete se mantenía sobre Ae, quien hacía lo mismo. Morían por estar al lado del otro.

-Dado que las pruebas contra ellos son escasas, y que la víctima no presentó ningún otro cargo hacia los acusados, se les condena a diez años en prisión por el secuestro del joven Pete Pichaya, sin derecho a fianza - un golpe del mazo y los ojos del chico de piel porcelana se humedecieron.

Los policías se acercaron para llevarlos fuera del lugar.

-Te amo - artículo antes de que el hombre bronceado saliera por completo de la sala.

La sonrisa de Ae se ensancho.

-Te amo - dijo de la misma manera tratando de no quitarse a los oficiales de encima para besar a aquel chico al cual adora.

El chico de piel blanca aguantó un sollozo poniendo la mano sobre su boca al momento en el que sus lágrimas descendieron por sus mejillas.

[°°°]

Su regreso a la universidad una semana después había sido horrible. Todos se le acercaban para preguntarle cosas estúpidas. Las personas que eran dueñas de todo tipo de medios de comunicación lo esperaban a la entrada y salida de la universidad.

No era agradable sentirse como una celebridad justo cuando no quiere hablar con nadie.

-¿Estas bien? - Dayli le acarició el hombro - No has comido nada.

Pete levantó la vista limpiando sus mejillas.

-Estoy bien - estiró sus labios en una pequeña sonrisa.

-No te ves bien - habló Nic - ¿Quieres hablar? Sabes que puedes confiar en nosotros.

-No me gusta verte así - su amiga puso su mano sobre las suyas - Podemos acompañarte a tu casa, si no quieres estar aquí es mejor que te vayas a descansar.

-Estoy enamorado de una persona - susurró con la mirada en sus manos sobre la mesa de la cafetería - Pero es complicado explicarles.

La chica tenía sus manos sobre las del chico mostrándole su apoyo. Su amigo tenía una postura diferente; movía su pierna con inquietud mientras lo miraba fijamente.

Pero cuando iba a contarles todo a sus amigos, una llamada lo interrumpió. El nombre de Can apareció en la pantalla.

-Can - contestó - ¿Que ocurre? - preguntó al escuchar lo ajetreado de la voz del chico.

-La señora Am está muy grave - soltó una gran bocanada de aire - Quiero decirte algo más, pero eso no quiero hacerlo por este medio. ¿Puedes venir? Si quieres mando a alguien por ti.

-Esta bien, llegare lo más rápido de pueda - colgó la llamada.

-¿Pasa algo? - preguntó la voz preocupada de Dayli.

-Tengo que ir al hospital, un familiar...

-Te acompañamos, estas muy alterado y no puedes manejar así - lo interrumpió su amiga.

El chico asintió sin pensar.

Para su suerte el tráfico no los detuvo de pisar el acelerador. En la puerta del hospital estaba Can y Tin quienes tenían un semblante lleno de preocupación. Los acompañaban Ping y Lemon, ellos discutian con uno de los médicos.

Al verlo llegar Can se acercó a darle un abrazo. Dayli y Nic se mantenían a cierta distancia para no interferir en la conversación de su amigo.

-¿Que paso? - se apresuró a preguntar.

-La madre de Ae seguía con su recuperación por la operación, y preguntó por sus hijos - tomó su mano - Ella dijo que no le ocultará nada, porque sabía sobre el secuestro, lo escucho en una discusión que tuvieron en su casa. Y me pidió que si algo le pasaba que no le permitiera volver a sus hijos les dijera que ella nunca se decepcionaria de ellos. Quería que te agradeciera por aparecer en la vida de su hijo.

Una lágrima resbaló por la mejilla de Can.

-No pasó mucho para que sufriera convulsiones y tuvieran que llevarsela a urgencias.

-Seguro se puso así por el secuestro - trago el nudo en su garganta - Ae, a el le prometí que su marte estaria bien - sacudió la cabeza comenzando a sollozar.

-Ella es fuerte, estará...

-¿Secuestro? - Nic había estado escuchando la conversación - ¿Estas preocupado por las personas que te secuestraron?

-No es el momento - dijo Pete.

-¿Y ahora dirás que estas enamorado es de uno de ellos? - alzó la voz, cuando Pete bajo la mirada este se río - Estas actuando como un estúpido.

-Estamos en un hospital, así que cierra la boca - Tin se acerco al escuchar los gritos.

-Son unos malditos delincuentes - empujó al hombre delante de él - Iré con la policía.

Tin saco su arma cubriendola con la chaqueta para pegarla al cuerpo de Nic.

-No me importa cuanta mierda vayas a decirle a la policía - apretó los dientes - Pero si no respetas la situación en la que nos encontramos todos, voy a volarte los sesos.


~Sun&Moon🍂🥀


[Captive By Love] ➳ AePete © ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora