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<< Capítulo diecisiete: Reencuentros >>
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¿Qué me estaba pasando?

Hacían bastante tiempo que no estaba con un hombre. Pero no era la gran cosa. Ya había hecho esto. Era normal. No tenía porque estar nerviosa.

¿O sí?

Wesson abrió la puerta dejándome entrar primero. Su ceño estaba igual de fruncido que siempre. Serio y inexpresivo. Apreté los labios cuando estuve dentro de la mansión. Escuche como el detrás de mí cerró la puerta con suavidad.

Tome aire cuando sentí su nariz rozando mi cuello.

—Hueles magnífico —murmuró.

Me estremecí cuando su mano subió por mi espalda y aterrizó en mi cintura.

—¿Sabes cuantas veces quise hacer esto? —dijo con voz grave subiendo y bajando su mano por mi brazo, haciéndome suspirar.

La manera en la que me observaba era tan fuerte que me hacía temblar. Era imponente, fuerte y decidido.

Su mano me apretujó contra el, mordí mi labio inferior cuando me dio la vuelta quedando frente a frente. Sus ojos grises me observaban con fuerza y deseo.

—Me vuelves loco —susurró cerca de mis labios. Inconscientemente entreabrí los labios esperando el contacto. Pero jamás llegó. No lo hizo, no me besó.

Porque yo me alejé.

—Wesson no puedo —murmure viéndolo. El frunció el ceño, confundido.

—¿Qué?

—Que no puedo —repetí—, No puedo hacerlo.

—Es por él —afirmó—, No puedes porque estás enamorada de él.

—No es eso.

—¿No? ¿Y qué es?

—Simplemente no puedo. No puedo, yo...

—¿Para eso querías que te correspondiera? ¿Para rechazarme a ultimo momento recordando de quién eres?

—No, Wesson no es eso —negué.

—¡¿Y que es?! —gritó. Apreté los labios—, Aunque no quieras hacerlo, le eres fiel. Porque es él el que quieres que lo haga. ¿No es cierto?

—Wesson no, yo...

—¡No! ¡No voy a tragarme tus mentiras es...!

—¡Solo he estado con el en toda mi maldita vida! ¿No lo entiendes? ¡Jamás he follado con nadie más! —bramé sin poder contenerme—, ¡Deja de comportarte como un gilipollas conmigo por no estar segura!

El me miró sin expresión, relamí mis labios, molesta.

—Le perteneces —gruñó—, Entre tú y yo jamás podrá haber algo. Porque le perteneces.

Y después de afirmar eso se fue, dejándome sola.

Pase mis manos por mi cabello soltando un suspiro.

El resto del día me la pase encerrada en mi habitación, usando el móvil y distrayéndome con lo que sea. Cuando estaba por quedarme dormida viendo una película, mi móvil comenzó a resonar como loco.

—¿Bueno?

—Que bueno que respondes —dijo su voz a travez de la línea.

—Para eso tengo móvil —dije con obviedad. Lucifer soltó una risita a través de la línea.

Rotten | Libro 1 (Saga Diamante Blanco). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora