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<< Capítulo veinte: Todos saben de ti >>
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—¿Estás segura que esto irá bien? —preguntó por quinta vez Joker.

Tomé aire de nuevo, tratando de no arrancarle la cabeza en el momento.

—Todo saldrá cómo está planeado. Nada fallará. ¿Podrías dejar tus nervios de lado? Me estás comenzando a estresar —suspiré acomodándome el traje pegado al cuerpo.

Joker me repaso con la mirada atraves del espejo y luego, me miró a los ojos con las cejas levantadas.

—¿Lucifer sabe que vas a ponerte eso?

Rodé los ojos.

—Lucifer no tiene porque saberlo todo.

—Cuando te vea con eso seguro que se acojona —dijo Bergara pasando por mi lado.

—¿Es que acaso soy la única que piensa en la maldita misión? ¡Vamos a ir a un jodido pub, es obvio que debo vestir como puta! —bufé.

—Vale, que lo de puta lo has dicho tú —señaló Bentley.

—¿Fue lo único que escucharon?

—Si —asintieron al unísono. Rodé los ojos de nuevo.

A este paso me quedaría ciega.

—¡Quinn, vas a la primera! —gritó una voz tras de mí, alce las cejas viendo a America.

—¿De primera? —pregunte, ella asintió sin quitar su mirada de la mía.

—Eras la bailarina principal antes, ¿O no? Pues venga, a hacer tu baile estelar que empiezas tú.

—Joder, pero si se suponía que era la última —bufé poniéndome el antifaz.

—Pues ahora eres estelar —rebatió—, Muéstrale a esta gente que eras la dueña de todo esto.

—Sigo siéndolo —murmuré, ella me miró y apartó la mirada murmurando algo.

—No lo parece —alcance a escuchar.

Apreté los labios.

No podía pelearme ahora, y menos con alguien de mi equipo.

—¡A la tarima! —gritó Aria.

No lo dude y emprendí camino a la tarima. Nadie más estaba ahí, solo yo. Y eso me ponía los nervios de punta. Suspiré dejándome llevar por el aire que me asotaba el rostro. Los ojos de los hombres debajo de la tarima estaban puestos en mi y mi vestido ceñido al cuerpo.

Repase la mirada por el lugar cerciorándome de que no había rastro de Lucifer. Una cosa era cierta, y es que si me veía ahí arriba, me bajaba pero por las malas.

Me sentí más tranquila cuando no le vi por el lugar. Pero mis nervios volvieron cuando mi mirada chocó con esos ojos grisáceos viéndome penetrantes.

Wesson tenia a su lado a Joker y al lado de Joker, Bentley. Ambos a su derecha. A su izquierda, Tyson y Masón estaban rectos y con la aura de imponensia rodeándoles. Parecían dioses ahí de pie, intocables ante los demás.

La música dio inicio, avisándome que esto realmente estaba pasando.

Mi auricular resonó, con la voz de Merkel tras de el.

—Detectamos movimiento en el área trasera, ¿Qué hacemos?

—Quiero a Arcus en posición, si ven algo, no duden en dispararle si se ve sospechoso —ordenó Wesson.

Rotten | Libro 1 (Saga Diamante Blanco). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora