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<< Capítulo seis: Wesson & Koch >>
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—¡El rey de las carreras al fin llegó! Bienvenido, hermano —dijo un rubio de ojos celestes acercándose a nosotros con una sonrisa despampanante en los labios.

—Siempre tan bullicioso como siempre —respondió Wesson sonriéndole de vuelta.

—Veo que traes una nueva chica al subterráneo, ¿Es tú chica o está disponible? —preguntó el chico guiñándome un ojo.

Vaya, aquí los idiotas vienen en conjunto.

—Ni se te ocurra Harris, es mía —gruñó Wesson amenazante. El chico asintió y se encogió de hombros.

—Soy Damon —dijo él guiñándome un ojo pícaro, el agarre de Wesson aumentó en mi mano.

—Soy Dubai.

—¡Ya decía yo que ambos tenían pinta del mismo bando! Si hasta tienen apodos similares, Wesson & Koch el Rey de las carreras y Dubai su gran sombra —aplaudió el con gracia divertido.

—¿Sombra? Sombra mis cojones gilipollas, que antes de ser sombra de este primero le quitó el lugar en las carreras —gruñí, Wesson sonrió a boca abierta al ver la expresión de Damon quien tenía la ceja enarcada y la boca semi abierta de la sorpresa.

—Quién te vea pensaría que no romperías de un plato, gatita.

—Vuelve a llamarme así y te haré tragarte los dientes.

—En hora buena, Hermano. Son tal para cual —dijo Damon apartando su mirada de mi y alzando las manos en son de paz. Wesson rió y asintió.

—¿Ericka no ha estado por aquí? —preguntó Wesson tornándose más serio.

—No, nadie la ha visto hoy. Parece que ha estado unos días pérdida, ¿Por qué? Pensé que habías cerrado tema con esa rubia terrible —dijo Damon estremeciéndose como si el tema le causara horror, Wesson se encogió de hombros.

—Solo me aseguró que de no aparezca y me haga uno de sus espectáculos —respondió con simpleza.

—Los chicos están por allá. Las bebidas hoy están exquisitas, ya sabes, Noah y sus inventos —dijo el señalando su vaso—, Los veré por ahí parejita —se despidió yéndose camino al otro lado, donde había más gente y la música era peor.

—¿Desde cuando somos pareja, Wesson? —pregunté con altanería.

Sus ojos grisáceos me miraron relajados y se encogió de hombros.

—Mientras estemos aquí lo seremos, no te puedo perder de vista y tengo que evitar que algún idiota te quiera llevar a otro lado —suspiró arrastrándome de la mano para que lo siguiese.

—¿Qué hay de Ericka? —me atreví a preguntar.

—¿Honestamente? Es una de las peores personas que conozco, fue mi pareja por un tiempo y después todo se fue al suelo.

—De acuerdo, entonces hoy soy la sombra de Wesson & Koch —dije haciendo una reverencia a lo que él rio y negó.

—No, tú no serías mi sombra ni en sueños.

Rotten | Libro 1 (Saga Diamante Blanco). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora