037

130 11 1
                                    

<< Capítulo treinta y siete: Tenerlo todo >>

Flash.
.
.
.
.

Wesson.

—¿Qué acaba de pasar? —preguntó Riley viéndome pasmado cuando salí de la mansión.

Le ignoré, yendo directo a mi auto.

Lo encendí, cerrando la puerta tras de mí.

Arranqué saliendo del territorio de Lucifer con rápidez. La llamada grupal no tardó en aparecer en la pantalla. Respondí, las cámaras de los demás autos encendiéndose en el proceso.

—¿A dónde vamos? —preguntó Damon en el asiento del copiloto, al lado de Tyson.

—Nos vamos a nuestro territorio. Vamos a atacar al diamante blanco.

—¿Qué dijiste? —murmuró confundida Aria.

—Nena, lo escuchaste bien. Va a atacar el diamante...

—¡Si le entendí Riley! ¿Acaso estás loco, Wesson? ¡Tenemos todas las de perder!

—No perderemos nada.

—¿Podrías escucharnos por un momento? Vamos a perderlo todo y...

—Nos vemos en el punto de encuentro. No quiero atrasados. A los demás los quiero igual de puntuales, el plan iniciará en SouthStreet.

—¡Wesson, no...!

Abandoné la llamada dando un giro y yéndome al lado contrario.

Debía encontrarme con refuerzos. Por mi cuenta no podWessonría derrotar al diamante, y por más que mi equipo quisiese no podíamos solos.

Necesitaba refuerzos.

Marqué el número sin rechistar, dejando que sonara un par de veces.

Uno, dos, tres, cuatro...

—¿Bueno?

—Bone, habla Wesson.

—No conozco ningún Wesson, lo siento.

—Wesson Bennelli, idiota. Seguro que me recuerdas yo...

—No conozco a ningún Wesson.

—Bone, te habla James. James Swift.

—Ostia... Así que los rumores son ciertos, estás vivo.

—Es una larga historia —murmuré—, Necesito que traigas al equipo completo. Tenemos un problema. Y necesito refuerzos.

—Creí que el rey de las calles lo tenía todo en su nueva vida —dramatizó con algo de ironía.

—No me hagas arrepentirme de pedirte ayuda —bufé.

—Veré que puedo hacer.

Eso fue suficiente, así que tras eso, colgué.

El pedal bajo mi pie aceleró llevándome más rápido. La gasolina fluyendo por los cables y alimentando el motor.

Siempre supe que Dubai no dejaría a Lucifer así porque sí.

El le había encajado los dientes hasta el hueso.

Lo trataba de entender, enserio lo hacía.

Pero... No encontraba manera.

Estaba seguro que Lucifer no la dejaría libre así porque si. Ella era su haz bajo la manga para todo. Al tenerla de su lado en el diamante blanco, Dubai era la respuesta a todo lo que él no podía hacer.

Dubai se escapó de su casa a los quince, por ende, no tenía personal ID por ser menor de edad. Y como Lucifer es tan astuto, jamás la sacó, así que Dubai es básicamente un fantasma para el mundo.

Pero ahora, tenían en contra el hecho de que la teniente había conocido a Dubai en unas circunstancias muy desafortunadas, así que probablemente la policía empezaría a rebuscar en los registros del estado para averiguar sobre ella.

Por culpa de Lucifer, cabe recalcar.

Así que ahora, Dubai está en el ojo de la policía y aparte de eso, en mi contra.

—Jamás pensé que estaría viendo esto —murmuró Tyson bajando de su auto y viendo a Bone allí de pie.

Relamí mis labios, recostándome del capó de mi auto.

—El rey de las calles habló y es nuestro deber escuchar —señaló Bone— ¿Qué necesitas?

—Este es el plan...

Sus tacones resonaron por el suelo, llamando la atención de todos.

Rodé los ojos cuando se tomó el atrevimiento de empujarme del capó obligándome a ponerme de pie.

Sus ojos grises me miraron burlones y tras soltar una sonrisa cínica desplegó un plano enorme encima del coche.

—Lucía, déjate de juegos y...

—Riley, cállate —bufó ella—, A veces me sorprende decir que eres mi hermano.

—Oh vamos, tú...

—Este es el plan —lo interrumpió de nuevo, callándolo—, Ya que nuestro querido amigo, Wesson, tomó el jodido error de irse en contra del diamante blanco, nos tocó revelarnos.

—Siempre hemos sido rebeldes, la diferencia es que ahora estamos en contra de los grandes, no veo la diferencia —se encogió de hombros Damon.

—Quiero máxima concentración en esto, tenemos que salir victoriosos porque si no... Es el fin del rey de las calles. Y con el, caemos todos nosotros.

—¿Qué tenemos en mente? —preguntó Devon.

—Lo tenemos todo.

Rotten | Libro 1 (Saga Diamante Blanco). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora