Capítulo 4: Hola, Hogwarts

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Hola, Hogwarts




— ¡Adele agarra a tu maldito gato o lo voy a lanzar a los rieles del tren! — escuché exclamar a Tom detrás de mi.

— Atrévete a separarte de Webito un maldito segundo y la que te va a lanzar a los rieles soy yo — lo amenace volteándome solo para mirarlo feo y seguir mi camino.

Estábamos de camino a la plataforma 9¾ para irnos finalmente a Hogwarts, pero como vi a Sirius en su forma de perro me desvié un poco, ya que me ladró para que lo siguiera. Tom quiso acompañarme, pero le pedí que se adelantara y buscara un buen cubículo para que estuviéramos solos.

— Ojalá te deje el puto tren para ver qué mierda vas a hacer después — lo escuché gruñir a mis espaldas. Reí meneando la cabeza.

— Lo dices como si pudieras vivir sin mi — exclamé rodando los ojos, y riendo cerré la puerta de la habitación en la que estaba. Di un respingo al sentir a Sirius muy cerca de mi ya en su forma humana.

— Sirius — tomé una profunda respiración — ¿Que sucede? — le pregunté aparentando tranquilidad —. Tengo que subir al tren en un par de minutos o...

Me callé de golpe cuando me tomó del mentón y me hizo mirarlo. Tragué saliva ante su contacto y cercanía. No sé si lo que siento es incomodidad o mis daddy issues despertando nuevamente.

— ¿Por qué siempre apartas la mirada cuando te hablo? — preguntó —. Es de mala educación hacerlo.

— También es de mala educación mirar de esa manera a una chica que tiene novio y que encima es mucho menor que tú — le hice saber.

— ¿Te molesta?

— No realmente...

— ¿Entonces?

— Sin embargo — seguí hablando —. Tengo novio. Y pareces tener una amistad muy estrecha con mi padre. Entonces no es buena idea esto que haces.

— No seas arrogante, Addy. No conoces mis intenciones.

— Es cierto, no las conozco — alejé mi rostro de su agarre —. Pero prefiero dejar todo en claro desde ahora para que no haya malentendidos a futuro — le hice saber, a lo que él respondió con una sonrisa.

— Te daré hasta las vacaciones de Navidad — murmuró —. Me parece tiempo suficiente.

Fruncí un poco el ceño, sin saber muy bien a qué se refería.

— ¿Para qué? — cuestioné.

Sonó el pidió del tren, el cual se robó por completo mi atención. Sirius suspiró.

— Creo que debes irte, cariño. No queremos que el tren te deje — me dijo dando dos pasos hacia atrás. Asentí sintiéndome más libre ante su lejanía. Que tensa me pone este hombre.

— Claro, eh... Nos vemos — me despedí rápidamente para poder escapar de ahí.

Sirius me hacía sentir extraña. Tensa. Era un tipo de incomodidad agradable ya que me generaba adrenalina ante lo que fuera a hacer, pero no me gustaba por completo. Se sentía enfermizo y desagradable, como también atrapante y seductor.

Decidí ignorarlo. Por lo menos ya no lo veré hasta dentro de tres meses. Fui al expreso en busca de Tom, el cual estaba en los asientos del medio. Más específicamente, en el número 17. Dejé mi bolso de mano en el asiento frente a él (en donde estaba durmiendo Webito) y me dejé caer sobre su cuerpo. Se quejó y trató de quitarme, pero yo solo reí dejando caer todo mi peso sobre él.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora