Capítulo 9: Quidditch

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Quidditch




— ¡DyDy! — escuché la voz de Hermione llamarme. Alcé la vista del libro que leía y escuché el quejido de Tom sobre mis piernas. Lo ignoré.

— Hola Her — la saludé con una sonrisa y cerré el libro. Sentí como Tom me pellizcaba la cintura — ¡Ay! Mamawebo. Por eso es que no creces, pajuo.

— Sigue leyendo — pidió, fastidiado.

— Ahora te esperas — dije levantando otra vez mi vista hacia Hermione, la cual se acercó a nosotros con una sonrisa.

— Hola DyDy. Tom — lo saludó un poco más seria y volvió a verme con una sonrisa —. ¿Te gustaría acompañarme a la práctica de Quidich? Estará jugando Ginny y me pidió que te llevara.

— Claro — respondí emocionada — ¿Vamos? — le pregunté a mi novio acariciando su cabello.

— No — se apresuró a decir Hermione. Alcé una ceja en su dirección y Tom volteó a verla con el ceño fruncido —. Digo, creo que Tom tiene muchas cosas que hacer y no le da el tiempo, ¿No?

Tom y yo nos miramos.

Siempre amaré como podíamos comunicarnos con solo una mirada

— Iré — respondió y se incorporó en la banca.

— Irá — repetí sus palabras con una pequeña sonrisa.

Hermione suspiró, resignada y desvío unos segundos la mirada mientras sus mejillas se sonrojaban. Terminó asintiendo.

— No vemos en el campo — murmuró, y sin más, se fue. Me quedé un momento mirando por dónde se había ido, pensando en sus gesto y volteé hacia Tom. Abrió la boca para decir algo, pero alcé la mano antes de que pudiera hablar. Ya sé lo que va a decir.

— No lo digas — pedí, poniéndome de pie.

— Le gustas — afirmó.

— ¿Y qué? A todos les gusto — resoplé.

— Es tu amiga — me tomó de la muñeca y me hizo voltear. Él seguía sentado, y debo admitir que me sentí dominante al tener que bajar la vista para mirarlo.

— ¿Y eso que tiene que ver? — pregunté.

— Que apenas pueda no va a perder la oportunidad de intentar algo contigo.

Bueno Hermione, métele nitro mami.

Rodé los ojos mientras suspiraba.

— Ay no seas dramático — traté de soltarme de su agarre, pero solo lo hizo más fuerte y se puso de pie para encararme. Tragué saliva al verlo inclinarse sobre mi para intimidarme. Ya no me siento tan valiente.

— Te quiero lejos de ella — dijo.

Me reí.

— ¿Comiste verga de payaso o a dónde tan chistoso? — pregunté, divertida.

— Adele — se acercó más a mi, obligándome a tomar una profunda respiración al sentir su olor. Ya me calenté —. Hablo en serio.

— ¿Y yo me estoy riendo? — pregunté alzando una ceja.

— Adele — se quejó.

Parecia un niño pequeño, y no pude evitar sentir ternura. Me reí.

— Lo siento — menee la cabeza y entrelacé nuestros dedos —. Relájate, Tommy. No me gustan las chicas — mentí.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora