Capítulo 32: Vacaciones, finalmente

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Vacaciones, finalmente






Pero Mamawebo, quítate pues — le metí un empujón a George y lo obligué a entrar al expreso antes de entrar yo en lo que resoplaba por su lentitud. Si hay algo que odio más que el chavismo es a la gente que camina lento, y me estaba poniendo los nervios de punta porque sentía que lo estaba haciendo a propósito.

— Eres tan enana, por Dios — se burló Fred a mis espaldas, tomándome de la cintura para ayudarme a esquivar a una chica que pasaba llena de maletas.

— Enana la que tienes entre las piernas, pajuo- ¡ay! — me quejé cuando George se echó hacia atrás de repente, aplastándome entre él y su gemelo. Sentí el pecho de Fred vibrar con su risa y seguidamente como sus labios acariciaban mi oído.

— Enana no es y creo que tu puedes confirmar eso... — susurró con un tono sugerente. Bufé.

— Ah, ¿si? — me volteé hacia él, sintiendo su respiración sobre mi rostro — Pues no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó — George avanzó, y yo hice lo mismo, fingiendo demencia.

— Chicos, ¿Podrían dejar de hablar de sus encuentros sexuales? — escuché preguntar a Hermione —. Es desagradable.

— Hablemos de los nuestros entonces — ironicé, y escuché como ambos gemelos rieron ante mi comentario.

— ¡Es una broma! — se apresuró a aclarar Hermione, y todos voltearon a verla porque había alzado mucho la voz... y encima era innecesaria esa afirmación.

— Claro que sabemos que es broma, Hermione — habló Fred mirándola de arriba a abajo con una ceja alzada —. Adele siempre hace ese tipo de bromas.

Ella entornó su vista unos segundos, hasta que finalmente se rió nerviosamente y colocó su mechón de cabello detrás de su oreja, completamente sonrojada. Alcé una ceja, divertida.

— A-ah, si, claro, solo no quería que lo malinterpretaran — balbuceó viéndome de reojo. Le sonreí con malicia y le guiñé un ojo de forma coqueta solo para hacerla sentir incómoda, y sin más seguí con mi camino.

Seguinos avanzando por los cubículos del tren hasta que milagrosamente encontramos uno disponible. Hermione se fue por su lado con Harry, Ron y Ginny, mientras que los gemelos y yo seguimos por el nuestro. Tardamos un rato más en conseguir otro cubículo vacío, ya que el anterior se lo habían quedado ellos. Al otro lado del  vagón vi un grupo de gente que tenía intenciones de tomarlo también. Rápidamente empujé a George, con tanta fuerza que el pendejo se cayó, atravesándose en la entrada. Yo le pasé por encima y entré al cubículo lo más rápido que pude para no dejar que nos lo quitaran.

Las colas para conseguir harina pan me sirvieron de algo fíjate.

— Adiós — me despedí con la mano viendo divertida a los adolescentes que acaban de quedarse sin cubículo, los cuales se limitaron a mirarme feo y seguir con su camino. Fred entró, riendo, y George me miró mal desde el suelo.

— Para la próxima vez atraviesate en el piso tú y déjanos a nosotros agarrar el cubículo — bufó, sentándose al lado de su hermano. Lo miré con ironía.

— Papi, ¿Tu haz hecho colas a que los bachaqueros por horas bajo una pepa e sol en dónde si te descuidas para ver una mosca te colean y tienes que ponerte a repartir coñazos?

— No.

— Entonces no hables — fingí un cierre sobre mis labios —. Ahora — subí mis piernas eso regazo de Fred y saqué de mi bolso tres libretas y tres plumas/lapiceros, tendiéndoselos — ¿Jugamos Stop?

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora