Capítulo 57: Ahora si se viene lo chido

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Ahora si se viene lo chido





— ¿Estás lista? — preguntó George a mi lado. Sonreí ligeramente, sacudiendo mis manos en el aire para desaparecer un poco el sudor. Estaba tan nerviosa que me temblaban las palmas, pero al menos era en un buen sentido.

— Siempre lo estoy — murmuré alisando mi falda — ¿Está todo preparado?

— Si — asintió.

Observé la puerta del lugar, orgullosa. Finalmente era el día en el que íbamos a realizar la broma de Umbridge y finalmente todo ese desmadre iba a terminar. Lo mejor de los días de preparación fue contarle a Tom sobre la broma, y cómo lo había hecho mi cómplice. Primero me insultó y me dijo que estaba loca, pero luego se enserió más cuando le conté que "había tenido una visión" y teníamos que ir al Ministerio a buscar una profecía con la que había soñado. Se vio confundido, y algo desconfiado, pero finalmente, aceptó, y en ese momento estaba esperándome en las escaleras de la galería, donde le había pedido que estuviese apenas terminara mi parte.

Suspiré. Sacando la varita de mis botas. La adrenalina destrozaba cada parte de mi cuerpo y me hacia temblar de la emoción. Muchas cosas iban a pasar ese día y casi todas podrían salir mal, pero en ese momento, no pensé; solo actué.

— Qué comience el show — murmuré agitando mi cabello y abriendo la puerta del gran comedor de golpe —. Querida profesora Umbridge, es para mí un placer informarle de después de toda la mierda y terror que ha regado en Hogwarts sus días de dictadura, han terminado — entre hablando rápidamente y caminando como si tuviera un mensaje muy importante que dar. Todos se voltearon hacia mi y empezaron a murmurar entre sí —. Todos los estudiantes estamos cansados y hartos de su poca originalidad a la hora de los castigos y también de usted, ya que estamos siendo sinceros — con un movimiento de mi varita todos los exámenes volaron por los aires, seguidos de risas y exclamaciones —. Pero sobre todo de estos ridículos exámenes y cosas que definitivamente no nos van a ayudar a luchar en contra de Lord Voldemort.

— ¡Insolente! — me gritó mientras su rostro enrrojecia.

Sonreí de medio lado.

— Déjeme también decirle con todo el respeto y amor que se merece, que se puede ir caminando despacio, por la sombra y con calma — alcé mis brazos — a la mierda.

En ese momento pasaron los Weasley lanzando los fuegos artificiales y empezó a sonar Radioactive de Imagine Dragons. Todos saltaron de sus lugares, locos por la euforia de la situación, y yo aproveché el desastre de gente para correr hacia la galería, donde estaba Tom apoyado contra la pared fumando un cigarro. Lo apagó apenas me vio.

— ¿Terminaron? — cuestionó alzando una ceja.

— Si — choqué dos veces mis palmas y él me lanzó mi mochila —. Ahora, tenemos que esperar a que el trío de oro venga. Todo saldrá bien.

— Prefiero no preguntar cómo sabes que va a pasar –– enarcó una ceja ––. No quisiera ir a la cárcel si te descubren teniendo premoniciones a base de magia negra.

— Si, es mejor que no lo hagas — chasqueé la lengua y miré en ambas direcciones —. No viene nadie, ¿Verdad?

— ¿Crees que dejaría que otra persona te viera?

Reí.

— Buen punto — seguidamente me puse detrás de él y me quité la túnica para ponerme algo más cómodo para el viaje que dentro de poco íbamos a emprender. Mi intención no era ayudar a Harry, sino encontrar la profecía que había anotado en mi guión que tenía, escucharla, memorizarla y luego destruirla.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora