Stupid Girl #2

Capítulo 19: Tonta, tonta

Tonta, tonta

— ¡AY, PUTA MIERDA! — exclamé de repente, provocando que Pansy se sobresaltara a mi lado. Suspiró, presionando el puente de su nariz en lo que contaba hasta diez y yo me ponía de pie, mordisqueando mis uñas de forma nerviosa.

— ¿Ahora que? — preguntó volteando en mi dirección. Estábamos en mi cuarto; ella andaba haciendo una tarea de Snape, y yo copiando los temas que me había traído, ya que aún no terminaba mi semana de castigo.

— ¡La puta madre, la cagué! — me pasé las manos por el pelo — ¡Pansy, Tom sabe que sé lo de la Amortentia!

Ella enarcó una ceja ante mis palabras.

— No seas tonta — dijo con el ceño ligeramente fruncido —. No tiene forma de saberlo. A menos que se lo hayas dicho, claro. Cosa la cual dudo porque no eres estúpida.

Su afirmación me hizo frustrarme más, y tuve que tomar una profunda respiración para no explotar, meneando la cabeza en lo que caminaba de lado a lado sin parar. Maldita estúpida, gruñí para mi misma, dándome cuenta de que metí la pata.

— Anoche en la biblioteca me preguntó si había encontrado las bragas, ¿Verdad? — ella asintió —. ¡Pues las bragas estaban en el mismo lugar que las pociones!

Ella se no reaccionó por unos segundos, hasta que su boca se abrió en una pequeña "o" y asentía ligeramente. Apretó los labios, como callando sus pensamientos para no insultarme.

— Tiene sentido entonces... — murmuró.

— ¡La cagué! — exclamé.

— Cálmate — exigió —. Tal vez no sea la gran cosa. Tom es lento a veces. Seguro no se dio cuenta.

— Fue una pregunta trampa — repliqué, frustrada —, y no lo noté, mierda. Estaba sentada sobre sus piernas y... — lancé un chillido de molestia —. ¡Jodido imbecil él sabía lo que hacía! — casi grité recordando en la situación que estábamos cuando la regué. Estaba vulnerable por la sensación sexual que causaba en mi, y claro que se aprovechó de eso. Bufé, tirando de mi cuero cabelludo —. Maldito imbecil de mierda...

— Adele, cálmate — ordenó con un tono más firme —. Tom no es el puto Einstein, deja de hacerte mil mentes.

— Pansy — la interrumpí —. Tom es un maldito genio. Sabe lo que hace, sabe cuando hacerlo y por qué debe hacerlo. Desde que lo conozco, pocas cosas han sido al azar. Es un puto perfeccionista y siempre tiene un por qué para todo.

— Fue una pregunta cualquiera, Adele, por Dios — rodó los ojos.

— No, no lo fue. Tom nunca hace nada porque si, y acabo de cagarla en grande — tajé.

Pansy se me quedó viendo unos segundos con una ceja alzada. Se aclaró un poco la garganta antes de levantarse y colocar una mano en mi hombro, viéndome con preocupación.

— ¿Quién te hizo tanto daño? — cuestionó.

— Él, ¿no es obvio? — bufé. Ella sonrió ligeramente.

— ¿Y no te da miedo? — preguntó.

— ¿El qué?

— El que esté todo el tiempo planeando cosas a tus espaldas — murmuró viéndome atentamente —. Y que te conozca lo suficiente como para saber como hacerlo, ¿no te asusta?