Stupid Girl #2

Capítulo 6: Pansy Parkinson

Pansy Parkinson

— Realmente no creo que sea necesario castigarme — le dije a Umbridge entrando a su oficina con ella detrás —. Digo, no he hecho nada malo.

— Haz silencio y siéntate, querida — dijo con una sonrisa forzada. Resoplé e hice lo que me dijo. Les dije que tendría consecuencias después.

— Ahora — ella siguió hablando —. Creo que tú padre ha hecho un muy mal trabajo al criarte, y si no te corrigió él, aún tengo tiempo de hacerlo yo.

— ¿Con que derecho? — alcé una ceja.

— Con el que me da mi puesto en el ministerio — me pasó una pluma. Maldita pluma.

— ¿Su poder en el ministerio incluye el maltrato infantil? — cuestioné —. Soy una niña, profesora Umbridge.

— Para ciertas cosas — me miró de arriba a abajo con desagrado. Rodé los ojos.

— Para todo — la corregí —. Sigo siendo menor de edad, no importa las cosas que haga, con quién las haga o como sea mi actitud. Esto — alcé la pluma — sigue siendo maltrato infantil. Y tanto en el mundo Muggle como en el mágico, es un delito.

— Quiero que escriba 150 veces en ese papel "No debo faltarle el respeto a las autoridades mayores" — dijo, ignorandome —. Veremos si así aprendes a ser menos insolente.

Asentí.

— Está bien — dejé la pluma que me había dado a un lado y saqué una de mi bolso —. Pero será con la mía — repliqué. Ella sacó su varita y me apuntó con ella.

— Incendio — Conjuró, y la pluma se hizo polvo en mi mano.

— ¡Hey! — me quejé.

— Con mi pluma — insistió con esa sonrisa tan característica de ella. Me pregunté que tan malo sería cortar sus comisuras como el joker mientras duerme y después borrarle la memoria para que no recuerde quién lo hizo. Sueno loca. Mejor hago esto rápido para irme de una vez por todas.

Le sonreí de la misma manera en la que ella me sonreía y empecé a escribir. Pareció sorprendida e irritada a la vez, ya que no me quejé ni una sola vez en el ardor de mi mano, cosa la cual ella esperaba que hiciera, más no sucedió.

Umbridge quedó más clown que yo esperando el regreso de One Direction.

Después de escribir las 150 veces lo que me había pedido, me puse de pie, la lancé las páginas que utilicé en la cara y rompí la pluma antes de lanzarla hacia la chimenea de su oficina. Le sonreí hipócritamente y me fui ignorando sus regaños y llamados. Esa maldita no me va a someter.

Fuí directamente a la sala común de Slytherin en vez de al gran comedor. No tenía tanta hambre como para comer. Y ahí me encontré con Draco.

— Leblanc — me llamó con un gesto y yo me acerqué a él algo de mala gana, ya que estaba de mal humor desde lo qué pasó con Tom y la otra pendeja.

— Dime — le pedí acercándome. Frunció el ceño viendo mi mano, que fue lo primero que notó cuando me tuvo al frente.

— ¿Que te pasó? — frunció el ceño tratando de tomar mi muñeca, pero lo evadí colocándola detrás de mi espalda para que no le diera tiempo a detallarla.

— Casi me rompo la cabeza contra una de las paredes y mi mano fue lo único que tuve para evitarlo — mentí  sonriendo ligeramente —. Al menos no me partí la mano también. Sería el colmo.