Capítulo 53: Una charla, un motivo (+18)

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Una charla, un motivo










Las semanas pasaron, y mi situación con Tom iba cada vez mejor. Poco a poco, se sentia como si nada malo hubiese pasado entre nosotros, y fuéramos los mismos imbeciles enamorados que estuvieron las vacaciones de verano pasadas en la mansión Grindelwald. Eso me gustaba, a pesar de que realmente, las cosas eran diferentes: se sentía más confianza, más sinceridad, incluso más fidelidad... y eso me encantaba, demasiado.

Aunque, seguíamos sin retomar un factor muy importante de nuestra relación: el sexo. No puedo mentir y decir que no lo extrañaba, mucho menos cuando Tom estaba constantemente a mi alrededor luciendo... así. Tan sexy, atractivo y comestible, alborotándome todos los recuerdos y elevándome la frustración sexual que no sabía que tenia atorada encima desde la vez que tuvimos ese último encuentro en el pasillo.

No me había atrevido a tomar la iniciativa, ya que no sabia si eso era lo que él quería. Lo notaba mirarme, claro, ya que me vestía y desvestía delante de él a ver si notaba alguna otra reacción, pero se limitaba a observar. Supuse que era por el constante estrés de todas las cartas que le mandaban sus padres y los exámenes finales en conjunto, ya que cada vez estábamos más cerca de esas fecha, y se sentía la ansiedad que acechaba los pasillos cada vez que salíamos de clase y entrábamos a otra.

Para colmo, Umbridge estaba cada vez más exigente con los castigos, y la confidencialidad de ejercito estaba empezando a peligrar. Draco y Pansy se mantenían fieles, y eso provocó que Theodore se colocara a la cabecilla de los chismosos junto con otros de Slytherin que le jalaban bolas a Dolores para mejorar sus notas.

Ese día estaba leyendo con Webito a un lado, haciéndome compañía, y de repente la puerta de mi cuarto se abrió, sorprendiéndome.

–– Hey –– fruncí el ceño al ver a Tom entrar a mi habitación ––. ¿Qué sucede? Pensé que ibas a estar estudiando hoy...

–– Iba –– asintió, suspirando en lo que se dejaba caer sobre mi cama ––. Nunca pensé que fuera a decir esto, pero estoy harto de tantas letras.

Reí, dejando mi libro de lado para centrarme en él. Me acomodé para quedar acostada sobre su pecho, y rodeó mi cintura con sus brazos en lo que inhalaba profundamente y sus músculos se relajaban debajo de mi. Nos quedamos en silencio, respirando juntos, hasta que noté como se movía para sacar algo del bolsillo de su chaqueta. Cuando alcé la mirada, noté que se trataba de un cigarro, y me quedé en silencio, viéndolo, aunque él no me miró de vuelta.

— ¿Puedo probar? — le pregunté algo tímida, sentándome sobre su abdomen. Enarcó una ceja.

— No.

— Ayyy, anda — insistí — solo una calada — hice la seña de quitar un cigarro de mis labios —. Y te lo devuelvo — ahora simulé dárselo, esperando a que pusiera el cilindro entre mis dedos. Suspiró.

— ¿Nunca has fumado?

— Me drogué con marihuana una vez con los gemelos Weasley, ¿Cuenta?

— No.

— ¿Por qué no? — cuestioné, algo indignada.

— Este te daña más — me hizo saber, convirtiéndolo en cenizas entre sus con un Incendio. Lo miré mal — incluso hace más daño que uno cigarro normal.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora