Capítulo 23: Hermione

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Hermione





— ¿Addy? — escuché la voz de Hermione a las afueras de mi habitación seguido de unos golpes a la madera — ¿Puedo pasar?

— No — tajé antes de empinarme un trago de anís. Se escucharon unos murmullos al otro lado de la puerta, los cuales decidí ignorar. No quería hablar ni estar con nadie, ya que acababa de atravesar un ataque psicótico y necesitaba privacidad para volver a sentirme mejor, pero a Hermione aparentemente le valió verga.

— Igual entraré — avisó, abriendo mi puerta y cerrándola rápidamente detrás de ella antes de que la corriera. Rodé los ojos, volviendo a ver la botella entre mis manos mientras notaba de reojo como Hermione entreabría los labios al ver su alrededor.

— Por Merlín, Adele, ¿Que pasó? — preguntó viendo la zona — ¿Daphne y Draco volvieron a hacerle esto a tu habitación?

Menee la cabeza ligeramente, sin hacer mucho esfuerzo.

— No — dije —. Esto lo hice yo. Tuve un ataque de hetero — murmuré con una sonrisa burlona.

Después de mi conversación con Tom, enloquecí. Destruí todo a mi paso, a excepción de las ventanas, ya que no quería morir ahogada. En un punto sentí como mis poderes se desesperaban por salir, y fue cuando tomé otra vez el control de mi y me senté a tomar para pensar en cosas sin sentido en lo que volvía a recuperar mi cordura. Todo quedó hecho pedazos en mi cuarto: desde mi cama y mis almohadas hasta mis libros, los cuales tenían sus respectivas hojas danzando por ahí. Era una vista triste, si soy sincera, pero me hizo sentir mejor dejarlo todo salir.

— Carajo — dijo por lo bajo viendo el desastre que estaba hecho mi cuarto y sacó su varita, suspirando —. Reparo — murmuró, empezando a arreglar toda mi habitación.

La observé desde mi sitio mientras hacía todo eso. Recuerdo que tenía el ceño ligeramente fruncido, la naríz un poco arrugada y estaba mordiendo su labio inferior, luciendo bastante concentrada en lo que hacía. Sonreí de forma irónica al verla conjurar un hechizo de reparación en dirección a la puerta también. Ya no se va a caer.

Podía notar que estaba preocupada, al igual que Pansy cuando entró a mi cuarto en plena crisis y le tiré una guitarra. Nos caímos a gritos un rato, y desde entonces la había escuchado hablar con Ginny del otro lado de la puerta. La pelirroja me habló a través de la madera, pero la mandé a la mierda también, y no había entrado más nadie hasta que llegó Hermione, y se dispuso a recoger paciencia para lidiar conmigo en aquel momento.

Después de un rato, Her se sentó a mi lado en la cama no sin antes sacar a Webito del clóset y darle comida, ya que lo había encerrado ahí para no hacerle daño. Noté que estaba molesto conmigo, ya que ni siquiera volteó a verme; fue directamente hacia su plato de agua y luego se echó sobre la alfombra a dormir. Hermione y yo quedamos un rato en silencio, e intenté empinarme otro trago, más Hermione puso su mano sobre mi muñeca y me quitó la botella con cuidado.

— No — murmuró —. No está bien esto que estás haciendo.

— El hecho de que tú no lo hagas no significa que esté mal — tendí mi mano en su dirección, esperando a que me devolviera el anís. Meneó la cabeza.

— Pero el hecho de que todos ahoguen sus penas con esta mierda no significa que tú debas que hacerlo también — se levantó de la cama otra vez y dejó la botella sobre la peinadora antes de voltearse hacia a mi con los brazos cruzados. Alcé una ceja.

— Bueno, tal vez quiero ser como los demás — contesté, indiferente.

— ¿Desde cuando? — cuestionó.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora