Capítulo 44: Últimos días

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Últimos días







— Addy — me llamó Ginny y aparté la vista del libro que leía para posarla en ella — ¿Quieres venir con nosotros? Vamos a jugar Quidditch.

— Creo que sabes que eso no es una buena idea — reí, meneando la cabeza — ¿Ya olvidaste lo que pasó la primera y última vez que lo intenté?

Río.

— Cómo olvidarlo — rodó los ojos —. Oliver sigue llorándole a esa escoba — se burló —. Vamos, será sólo un rato. Después puedes volver a ser una asocial de mierda como tú novio, pero necesito a una persona más en mi equipo.

— ¿No puedo ser el árbitro? — pregunté, ignorando que había mencionado a Tom.

— Esa es Hermione.

— ¿El adorno?

— Ese es tu gato.

Me quedé unos segundos pensando.

— ¿La porrista?

— Ay, no seas ridícula — rodó los ojos, me tomó de la muñeca y me sacó arrastrada de la casa. Yo resoplé, lista para lo que se venía.

Era nuestro último día en la madriguera. Ya al día siguiente nos tocaría irnos de regreso a Hogwarts y, lamentablemente, adiós vacaciones. Esas semanas que pasé con los Weasley's me ayudaron a sentirme un poco mejor respecto a ciertos temas tales como Tom, la ausencia de mi padre, el boggart. Me distraía lo suficiente el estar ahí con ellos como para no pensar en lo demás: aunque no sabía como iba a decaer mi salud mental una vez llegara a Hogwarts otra vez.

Cuando llegué con el resto, intentaron explicarme de qué iba el deporte, aunque no entendí nada. Igualmente dije que estaba lista para no seguir escuchándolos hablar sobre cosas que no entendía, y tomé la escoba que me habían puesto para empezar a jugar. Obviamente, lo hice horrible, pero mientras todos estaban muertos de la risa por lo mal que jugaba, Ginny estaba que explotaba. Se resumió en esto:

— ¡Adele, joder, ve a la derecha!

— ¡Maldita sea! ¿¡a dónde vas!?

— ¡CUIDADO CON EL GATOOOOO!

— FALTA.

— MUEVE EL CULO MAMAWUEBAH

¡Te vas a caer!

— ASÍ NO SE JUEGA, ADELEEEEEEEEEE.

Rodé los ojos, poniéndome de pie; ya que como había hecho en los últimos 30 minutos, me caí. Ginny se acercó, furiosa a mi, y me quitó la escoba de las manos de una forma brusca y grosera que me hizo terminar de perder la paciencia. Su actitud estaba siendo una porquería en ese momento, y me estaba hartando.

— En mi puta vida te vuelvo a invitar a jugar, inútil de mierda — tiró la escoba, y molesta empezó a quitarse los protectores de codos y rodillas.

— Para lo que me importa, ridícula — rodé los ojos y me quité el equipo antes de tirarlo a sus pies, cansada —. Tú fuiste la que te empeñaste en ponerme a jugar. De haber sabido que me ibas a venir a chillar así como una maldita niña caprichosa te hubiese dicho que no. Fastidiosa.

— ¿Tú te quieres morir, Adele? — cuestionó, acercándose peligrosamente a mi. Alcé una ceja, manteniéndome en mi sitio indiferente. Iba a contestarle, cuando George llegó para intervenir en nuestra pelea.

Stupid Girl #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora