La sirena de mis memorias

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Había pasado una semana desde que Rita le hablara a Alexei de su hija, no había sido difícil hacer la prueba de ADN y no le sorprendió descubrir que efectivamente aquella muchacha tan hermosa era su hija, aun se sentía algo extraño con el conocimiento de ser padre pero no había en absoluto un mal sentimiento.

Hasta ahora tenía poca información sobre Rita pero era casi suficiente. Sabía que Rita no era de una familia acomodada como le había parecido hace tantos años atrás. Aunque tampoco le extrañaba, los modales de ambas hermanas habían sido infinitamente diferentes que lo extraño habría sido que fueran realmente hermanas.

Su investigador averiguo que la madre de Rita se había casado con una familia acomodada y esta familia en realidad tenía una hija de casi la misma edad de Rita. Para Alexei aquello encajaba perfectamente pero su investigador no había podido conseguirle una foto de esa mujer. Sin embargo había averiguado su nombre: Valentina Bianchi, la heredera de Corporación Bianchi. Eran dueños de los principales centros comerciales de lujo del País, asociados con las marcas de mayor prestigio en el mercado. Pero por encima de todo eran el imperio de los diamantes, sus joyerías estaban en la cima de la industria.

Recordaba que aquella chica se llamaba Valentina, tenía que ser ella, pero no había fotos de ella disponibles. Al parecer era la principal diseñadora de joyas de la empresa actualmente y también la cabeza de familia desde hacía apenas un año. Había rumores de que había pasado por una etapa de depresión grave que la había tenido aislada del mundo por varios años.

Según sus viejos vecinos Rita había tenido a una niña con su marido y después lo había dejado para volver con una segunda hija tiempo después, esta segunda era Nina.

Alexei podía adivinar más o menos como habían sucedido las cosas y desgraciadamente creía saber también que era lo que Rita pretendía, pero aun quería darle la oportunidad de hacer lo correcto.

Observo la invitación que había logrado conseguir a la nueva presentación de joyas de la Familia Bianchi, no había sido difícil, era un excelente cliente y además era amigo de la segunda Rama de la familia...aunque nunca había tenido contacto con la primera.

-Quien diría que habría estado tan cerca de ti Valentina.

Aunque si los rumores eran ciertos, aun si conocía al padre de Valentina habría sido difícil verla, al parecer incluso para su familia había sido difícil verla en su tiempo de reclusión.

-quien lo diría- suspiro y se echo atrás en la silla mirando al techo.

El nombre de Maya era Maya Bianchi, y no tenia aquel rostro divino y cabello adorable que tanto le recordaba a Valentina en vano, era su sobrina después de todo. El padre de Maya y la mama de Nina eran primos hermanos, eso quería decir que Nina y Maya eran primas en segundo grado.

-Si que el mundo es pequeño- medio sonrió y suspiro antes de ponerse de pie.

Aun era temprano, primero vería a Nina y después iría a aquella exposición, con la suficiente suerte, podría ver a Valentina ahí, si no había suerte tendría que solicitar una cita en su empresa, solo esperaba que quisiera verlo.

Salió del palacio de su abuela y casi al instante sus guardaespaldas lo rodearon, uno le abrió la puerta del auto y Alexei entro. Cerraron la 'puerta y abrió la ventana para indicarles que lo siguieran con discreción como siempre. Arranco el auto y desde inalámbrico del auto hizo una llamada por voz al número de Rita, el timbre sonó dos veces antes de que le contestaran. Evidentemente Rita no sabía que era el pero esperaba su llamada y cuando le dijo que quería hablar con ella no acepto de inmediato.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora