Familia

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La sobrina de Antonio llego a las cuatro de la tarde para llevar a los niños a jugar al parque de enfrente y a comprarles un helado. No era parte de su trabajo pero se los había prometido unos días antes y había llegado para cumplirlo.

A Maya y a Nina les pareció una buena idea teniendo en cuenta la cantidad de pastel que habían comido, al menos la parte del paseo y decidieron que el helado iba a tener que esperar.

Maya estaba ocupada regañando a abuelo irresponsable mientras este la miraba con una sonrisa.

-¡deja de parecer todo hermoso mientras te regaño!- maya se quejo después de un rato de ver el rostro atractivo y masculino de su contrincante.

-¿sabes lo que cuesta verme así? A diferencia de ti no tengo genes privilegiados- ladeo el rostro bromeando- no puedo dejar de verme así solo porque si.

Maya volvió la mirada derrotada a su tía y esta se encogió de hombros. Ella no tenía ningún poder sobre Alexei, tenían una hija en común pero lo suyo había sido hacía mucho tiempo. Su sobrina le estaba ladrando al árbol equivocado.

Nina junto a Valentina se mantuvo al margen dejando que Maya se encargara del regaño, tampoco creía que fuera para tanto, Andreas entendería si le decía que no podía repetir esas acciones, un desliz de vez en cuando no era un crimen.

El regaño termino solo cuando llamaron a la puerta con las cosas que Benjamín había enviado a Valentina y solo entonces la atención volvió a Nina. Como ya no estaba nadie más la pasarela se movió a la ala y Nina se coloco el magnífico vestido nuevamente con los zapatos a juego que solo alcanzaban a verse levemente cuando caminaba.

Valentina recibió las joyas que había solicitado y le ayudo a colocárselas, no puso la gargantilla de zafiros en el cuello si no que la coloco en el cabello como parte de su tocado. Dejo el cuello largo de cisne descubierto luciendo el vestido y solo acompañado por los pendientes y un anillo en el dedo índice de la mano derecha, un dedo peculiar para colocar un anillo.

-un anillo aquí- Valentina tomo la mano de Nina tras colocarlo- simboliza confianza, en ti y en tus capacidades. No dejes que nadie en esa fiesta te amedrente- le hablo con tono firme y Nina se sonrojo sutilmente y asintió.

-gracias, le prometo que cuidare todo y se lo devolveré en perfecto estado.

Alexei desde el sillón observo a su hija y sintió que era muy diferente a su abuela al verla en persona, parecía suave y dulce. Muy diferente a la actitud orgullosa, elegante y valerosa de su abuela, aunque habían nacido con una apariencia tan similar era tan diferente como el agua y el aceite.

Si Alexei hubiese conocido a Nina cinco años atrás quizá no opinaría lo mismo, el fuego juvenil en los ojos de la vieja Nina no había sido tan diferentes al que reflejaban los orgullosos de Rose Bucatti.

Mientras Nina se familiarizaba con los padres que no sabía que tenía y sentía que la familia de Maya era gente maravillosa, también se preguntaba por qué se había alejado de ellos siendo tan increíbles. Poco sabía que la razón de ese distanciamiento estaba bajando de su auto en esos momentos frente a su edificio, justo junto al parque en el que jugaban los niños.

Mario se quito las gafas de sol, media alrededor de 1.9 mts de estatura y los ojos verde encendido centello al contacto con el sol. Si sus hombres habían averiguado bien Maya se estaba quedando en ese edificio. Tenía que verla y hablar con ella. Alexei Bucatti y Valentina Bianchi estaban en esos momentos en el departamento así que lo más viable era esperar a que salieran para moverse. Estaba decidiendo si acercarse de forma suave o tomar poder del edificio de Maya cuando un grito asustado lo hizo girar el rostro.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora