Egoismo

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Nina volvió a su casa después de la fiesta y pese a que Jasón no estaba contento y había hecho pucheros como un niño y se había abrazado a ella pidiéndole que se mudaran juntos. Nina aun no sabía donde vivía Jasón pero aun así se negó algo divertida por su actuación de niño malcriado. Desde luego los padres de Jasón estaban muy de acuerdo en que ellos no deberían ir a vivir juntos aun, después de todo aun no estaban casados, ellos sentían que lo ideal es que Nina y Andreas se quedaran a vivir en la casa familiar hasta que llegara el momento del feliz día.

La chica se sentía algo llevada por la corriente, la decisión de la boda había sido tomada arbitrariamente por Jasón tras enterarse de que tenían un hijo y pese a que ya estaban bien y si que quería casarse con él, aun así se sentía extraño. En cuanto a sus suegros tenía el presentimiento que serian perfectamente feliz aun si se iba a vivir con Jasón siempre que les dejara a Andreas con ellos.

-Creo que no necesitaremos una niñera para la luna de miel-. Jasón bromeo al ver al par de abuelos despedirse de su nieto como si no fuesen a verlo jamás en la vida.

-me alegra que lo quieran tanto- sinceramente era un alivio.

-¿vas a visitar a sus otros abuelos hoy?

Nina asintió en silencio, había hecho una cita con ellos esa tarde para cenar juntos. Se estaban yendo de la casa Lakis temprano para poder preparar la cena y recibirlos. Estaba nerviosa y no tenía a su mejor amiga cerca para ser su pilar de apoyo. Pero también estaba un poco emocionada.

-¿crees que ellos me puedan querer así después de tanto tiempo?- pregunto abrazando un poco mas fuerte a Jasón, sin apartar la mirada de su hijo y sus abuelos.

-creo que ya lo hacen- tenía que decir que saber que Alexei era su suegro era un poco incomodo, pero saber que no era su competencia ya lo tenía contento. En cuanto a Valentina... era difícil creer que una mujer con tanto carácter hubiese podido estar tan mal emocionalmente por tantos años. Era obvio que aquel temple no se había hecho de la noche a la mañana.

Nina suspiro y asintió, estaba bien si no podían amarla como una hija de verdad, ellos llevaban más de 20 años separados y sería difícil vencer la incomodidad de esa brecha, pero esperaba que pudiesen ser buenos abuelos para Andreas, aun no era demasiado tarde para eso. El niño era pequeño y pronto olvidaría que antes no los conocía.

Lo cierto es que las expectativas de Nina estaban bastante equivocadas. Pocas cosas pueden poner incomodo o amedrentar a Alexei Bucatti, desde que apareció lo abrazo con mucha fuerza y comenzó a hablar de cómo desde que la conoció sabía que era especial.

Nina no tuvo tiempo de sentirse incomoda y solo de sentirse muy querida, Alexei era un consentidos, Maya no se había equivocado en eso. Casi automáticamente Valentina tomo su lugar como conciliadora, intentando relajar la presencia de Alexei.

No fue un encuentro emotivo o explosivo, no fue triste o deprimente, quizá con el tiempo podrían hablar de lo que había pasado antes con detalle, pero gracias a Alexei, se sintió como encontrarse con viejos amigos. Unos que hacía mucho tiempo no veías y sin embargo el lazo aun estaba ahí.

Su conversación fue como si se estuviesen poniendo al día más que de cómo conocerse y finalmente el tema temido surgió.

-entonces, ¿piensas casarte con Jasón Lakis?- Alexei pregunto repentinamente serio-. Regresaba de arropar a Andreas y tomaban una taza de café en esos momentos.

-bueno... eso parece- sonrió algo nerviosa, la situación era rara porque ellos sin duda eran sus padres, pero no tenían participación en ese hecho, de hecho ella misma tenía muy poca.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora