El instinto de la Reina Madre

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Verónica sintió que perdía el piso por unos instantes se quedo observando al niño conmocionada ¿Por qué había ahí un niño que se parecía tanto a su hijo? ¿Era una coincidencia? No era raro encontrar gente parecida en el mundo... La mujer intento calmarse pero no logro que su corazón dejara de estar inquieto en su pecho.

-Víctor- llamo a su acompañante- vamos a sentarnos por aquí mientras pensamos que hacer- le propuso señalando unas bancas a la sombra. Víctor asintió y saco una pequeña manta del auto, caminaron a la banca y el chofer coloco la manta en la banca para que la mujer se sentara.

-que ocurre- el chofer se sentó junto a su jefa y pregunto al notarla desconcertada.

-no lo sé...es solo que ese niño se parece mucho a mi hijo de pequeño. Muchas personas se parecen pero... no se estoy tan intranquila- murmuro. Recordó lo que su hijo le había dicho la noche anterior, el se había separado de aquella chica hacia ya 5 años, el dijo que la había lastimado y por eso se habían separado...- ¿cuántos años crees que tenga?

-bueno...- Víctor se quedo viendo al niño- se ve como de cuatro...quizá cinco años, pero no actúa como un niño tan pequeño...quizá tiene unos ¿seis años? Debe ser pequeño para su edad- concluyo finalmente.

-no...- Verónica negó- no...solo es diferente de los demás niños- murmuro con nostalgia. Así era su Jasón- Víctor- llamo a su compañero- necesito saber quién es ese niño, no estaré tranquila si no lo sé.

-comprendo, contactare un investigador privado de inmediato- aseguro sacando su teléfono.

Verónica se quedo observando a los niños jugar, se coloco las gafas de sol para que no lo notaran y continúo hablando con Víctor.

Una hora más tarde la adolescente le llamo a los niños para irse, estos fueron con ella pero Verónica noto que el niño buscaba algo en sus bolsillos. De inmediato volvió la mirada por inercia a los columpios donde habían estado jugando antes y noto al instante un inhalador en el suelo.

Los niños habían jugado en varios juegos pero Verónica por experiencia volteo inmediatamente a los columpios. Se paro, camino hacia el aparato y lo recogió. Lo observo y sintió que el corazón se le encogía. El inhalador tenía el nombre de su dueño: Andreas Denakis. Sintió que se le doblaban las piernas y camino hacia los niños que veían en todas direcciones al parecer buscando con la mirada el inhalador.

-¡disculpen!- les llamo y se les acerco – ¿esto es de alguno de ustedes?

Al instante la adolescente se alegro y se adelanto a tomarlo.

-es nuestro ¡muchas gracias!- tomo el inhalador con una sonrisa.

-de nada, ¿es tuyo?- pregunto a la chica y esta negó.

-no, es de este pequeño- sonrió tocando la cabeza de Andreas.

Verónica sonrió al verlo, se quito los lentes y saco un pañuelo limpio de su bolso para secar el sudor de la carita infantil.

-tienes que tener cuidado cariño, no puedes perder tu inhalador- le seco el rostro y aunque a Andreas normalmente le molestaba que la gente lo tocara no se quejo del gesto de la señora, quizá porque le había devuelto su inhalador.

-lo cuidare- aseguro el niño y Verónica sonrió con infinita ternura.

-eso está bien, en cuanto llegues a tu casa recuerda cambiarte de ropa, no puedes quedarte con esta ropa mojada- el niño había sudado poco pero seguramente su ropa ya estaba lo suficiente húmeda como para no ser recomendable que se la quedara. El niño asintió y Verónica se puso de pie para ver a la chica mayor- mi hijo también tenía problemas niño- explico con una sonrisa- fue un placer conocerlos niños- vio un momento a los niños y después volvió su atención a la chica- asegúrate de que se cambie- le aconsejo a la adolescente antes de darse la vuelta y volver donde Víctor. Lucia tranquila por fuera pero por dentro su corazón era un caos.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora