El Rey ya tiene una Reina

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El lunes por la mañana Nina estaba nerviosa como no recordaba haberlo estado antes, se miro en el espejo un millar de veces y suspiro sabiendo que no había mucho que pudiese hacer sobre ella. Era una mujer  joven pero su piel estaba algo maltratada, había algunas pecas de sol en sus mejillas haciendo que su rostro pareciera un poco sucio, su cabello estaba reseco y su ropa era horrible. 

Nina había comprado todo en tiendas de segunda mano, las había escogido buscando ropa en el mejor estado sin importar si eran un poco más grandes que su talla, se había dicho que las ajustaría cuando tuviese tiempo…pero ella nunca había tenido tiempo de hacerlo.

 Justo en esos momentos ella se arrepentida de no haberse tomado el tiempo de comprar al menos un atuendo para encontrarse con Jason ese día. El seguramente mencionaria que no lucía como el dinero que estaba pagando por ella. 

Nina se vio al espejo de cerca, no estaba usando maquillaje, no por que no quisiera, era por que no sabía usarlo. Además tampoco tenía, ella apenas y podia comprar comida no iba a desperdiciar ni un peso en frivolidades… Ella Quizá podría pedirle a Maya que le retocada el rostro un poco. 

—¿Por qué te vez tanto, mami?— Andreas pregunto. Parado aun lado mirando curioso a su mami que parecía querer meterse dentro del espejo.

Nina se sobresaltó al escuchar la voz de su pequeño y le sonrió nerviosamente.

—hola bebé…estas ahi— balbuseo haciendo que Andreas sólo pusiera un rostro aún más curioso.

Nina se aclaró la garganta y le dedico a su pequeño una sonrisa amplia adornada con un par de rojas mejillas.

—¿Ya estás listo? Vámonos entonces– indicó tomando la manita del pequeño, tocaría ir a ver a Jason sin maquillaje. 

De camino a la puerta Nina tomo su viejo bolso y sus llaves del pequeño perchero junto a la puerta, le colocó el cubre bocas al niño y ajustó su bufanda antes de salir y cerrar con llave el pequeño departamento. 

Estaban en la segunda planta y mientras bajaban las escaleras exteriores lograron despedirse de algunos de los inquilinos que también comenzaban su dia. 

Nina pasó a dejar a Andreas a la escuela como cada dia. Ella viajo en metro todo el camino de vuelta al centro donde se encontraban las oficinas de jason. Sus mundos eran tan diferentes que una persona tan pobremente vestida como ella ya resaltaba entre las decenas de ejecutivos caminando por las calles. 

Aunque no se sentía cómoda Nina actuó como si no se diera cuenta de su aspecto e igual que la última vez se dirigió con semblante seguro a la oficina de Jason. La secretaria de este la reconoció de la última visita y ya que está vez tenía cita sólo la anuncio antes de dejarla pasar. Nina desde luego noto la mirada discretamente curiosa y algo despectiva de la mujer sobre ella pero, no estaba ahí para agradable a la hermosa muchacha así que no le tomo importancia. 

Jason sonrió al verla.

—bienvenida Nina, pasa y siéntate – le indicó la silla frente a su escritorio y Nina se sentó obedientemente. 

La siguiente hora Jason la dedico a explicarle los términos de su contrato. El papel era bastante detallado en cuanto al tiempo, los pagos y la forma de llevarlos a cabo. A Nina le llamo la atención una de las clausulas. 

—¿La parte “B” debe aceptar los regalos materiales de la parte “A” sin excepción?— a Nina no le gustó leer algo tan ambiguo – que si quieres regalarme una cabeza humana? No la quiero – fruncido e ceño pensando en los problemas que ello podría acarrearle. A Jason le complacio que su Nina no fuese una tonta. 

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora