Revelaciones

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Los murmullos comenzaron bajos, pero conforme pasaban los segundos comenzaron a hacerse más notorios, Ariana volvió la mirada a su marido y este estaba viendo aun el colgante en manos de Jasón sin poder reaccionar. Busco alguna señal de ayuda a su alrededor, no podía dejar que aquello la hundiera y de repente, entre la gente vio el rostro de su padre acercándose, era muy alto así que podía verlo por encima del resto de las cabezas.

-¡papa!- grito inmediatamente haciendo que todos se quedaran callados y buscaran a quien llamaba- Ariana no sabía que excusa poner pero no importaba, las excusas no eran necesarias cuando tenías poder y ella ahora lo tenía. No importa lo que hubiese pasado, cuando supieran quien era su padre todo el mundo se olvidaría de aquel incidente desafortunado.

Alexei pensaba quedarse al margen en aquel asunto, ya era bastante difícil no dibujar una sonrisa ante la situación, pero cuando aquella mujer lo miro y corrió hacia el no pudo evitarlo y realmente lo hizo, pero no fue la sonrisa cálida que Ariana hubiese deseado, muy por el contrario era la sonrisa que cualquiera en su sano juicio desearía evitar en Alexei Bucati.

-señorita- la tomo por los hombros amablemente y la separo, la gente se había apartado en cuando esta se lanzo hacia él y había alcanzado a abrazarlo sin problemas-. Creo que está usted confundida- dio un paso atrás marcando distancia.

Ariana se quedo fría, la confesión anterior de Jasón no le había dado un golpe tan duro como ese.

-¿pa...papa?- pregunto helada, con una sonrisa congelada en su rostro.

-como le dije, creo que está usted confundida.

Esta vez lo murmullos subieron aun mas de tono a su alrededor.

-¿papa...que...que estás diciendo? Soy yo.... ¡soy tu hija!- reclamo sintiendo que la desesperación la inundaba. ¿Por qué demonios Alexei estaba actuando de esa forma?

-eh...- Alexei arqueo ambas cejas y miro a su alrededor como si tuviese una loca frente a él.

-¡no! ¡No puedes actuar de esa manera! ¡Soy tu hija! – Alexander se masajeo el cuello fastidiado y suspiro.

-eres una mujer hermosa y solo porque dijiste que no querías se humillada en esta fiesta te di todo el dinero que pediste- volvió la mirada a Thomas y inclino la cabeza y bajo la espalda como nadie lo había visto antes – no sabía que eres una mujer casada, no sé cómo enfrentarlo.

Si Thomas antes estaba pálido, en ese momento fue como si le fallaran las piernas e incluso dio un paso atrás. Volvió la mirada a su mujer y la analizo a conciencia...no reconocía la ropa y desde luego no había ningún cargo tan grande en sus tarjetas como para haber pagado todo eso... en un instante, todo su mundo se vino abajo.

-no es cierto... Ariana...- le llamo como esperando que ella lo explicara.

-¡no es cierto! ¡Sabes perfectamente que Thomas es mi marido!- le grito y al instante se dio cuenta que había cometido un error, sonaba como si realmente hubiese tenido una aventura con Alexei- ¡él es mi padre!- grito señalando al hombre pero nadie parecía creerle, Alexei enderezo la espalda y suspiro sin decir nada, el silencio fue su respuesta, con una actitud de perfecto caballero.

-¿te atreves a negar que tuviese una hija con mi hermana?- se escucho la voz alta de la madre de Ariana, quien no podía permanecer más tiempo callada viendo la actitud de Alexei-. ¡Eres un hombrecillo cobarde desnaturalizado, ni siquiera eres capaz de dar la cara por tu propia hija!

Camino al centro de la gente y con total seguridad señalo a Alexei llena de angustia y amargura.

-este hombre es el padre de mi pequeña, la abandono hace años y ahora tiene el descaro de negarla- Miro directo a Alexei- no puedo creer que te atrevas a negar a tu sangre, fui una estúpida, dijiste que querías recuperar el tiempo perdido y te creí como una estúpida!- lo acuso- incluso hiciste una prueba de ADN, sabes perfectamente de la existencia de tu hija y aun así le das la espalda a la primera dificultad- grito insinuando que Alexei no quería problemas con el primogénito de los Lakis- incluso permites que una don nadie la humille así!- arremetió contra Nina.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora