Los ojos de una madre.

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Nina tenía la respiración algo agitada y levanto la mirada hacia su acompañante en el auto, los tenia brillantes y llenos de encanto. Ella tomo el rostro de Jason entre sus manos y lo acaricio sin decir nada, parecía fascinada observándolo, como si quisiera grabar cada milímetro de su rostro y Jason la dejo hacerlo. No sabía que pasaba por la mente de su chica, por lo general Nina era como un libro abierto y sus emociones se dibujaban claramente en su rostro, pero había momentos, contados y preciosos como aquel en el que no imaginar que pasaba por su hermosa cabecita.

Probablemente la razón de por qué Jasón no podía leer a Nina era por que ni ella misma sabía como se sentía, estaba consumida por la atmosfera, su corazón estaba desbocado en su pecho y sentía que se podía comer al mundo entero. Finalmente entrelazo sus dedos en la nuca de su pareja y busco su boca nuevamente, quería volver a besarlo, quería besarlo por siempre.

Jasón sonrió contra sus labios y no hablo, no quería perturbarla ni asustarla con ningún comentario estúpido. Respondió a su beso y volvió a acariciar sus piernas, noto enseguida que a Nina no le molestaba en lo mas mínimo y volvió a meter la mano bajo la falda, a diferencia de las caricias anteriores esta vez fue lento, podía sentir como la boca de su chica reaccionaba a las caricias entre su ropa interior. Si acariciaba lento su gatita casi ronroneaba y degustaba su boca lenta y necesitada, si iba un poco más rápido ella se agitaba y se apretaba contra el casi gimiendo y respondiendo con ansias sus besos.

Juntos retrasaron y alargaron el placer haciendo que la espiral de placer solo aumentara y cuando Jasón comenzó a frotar entre sus pliegues con entusiasmo Nina gimió en su boca abrazándolo con fuerza, apenas capaz de responder hasta finalmente abrazarlo y acomodar su rostro en su cuello, soltando pequeños y dulces gemidos contenidos, luchando por aire muy cerca de su oído. Jasón aumento el ritmo de sus caricias y beso cuello disfrutando de la sensación de tenerla receptiva, frágil y necesitada en su abrazo.

Nina estaba aferrada a su pareja, sintiendo que el aire no llegaba lo suficientemente rápido a sus pulmones. Nunca se había sentido así, era simplemente increíble, en algún momento todo se borro de su mente y su cuerpo entero se estremeció ante un orgasmo más intenso que el anterior.

Cuando todo paso Nina se relajo en los brazos de Jasón y se acurruco contra él. No sabía que decir ¿debería darle las gracias? ¿Quizá, debería intentar devolverle el favor? Estaba pensando que era lo correcto cuando el auto se detuvo.

-parece que llegamos a tu casa- Jasón le hablo a su chica con un susurro en su oído. Sentía que ella era como un conejito asustado en esos momentos, como si solo hablar ligeramente alto podría sobresaltarla.

-Hm- Nina se bajo con cuidado de las piernas de su acompañante y no se atrevió a mirarlo a los ojos- entonces... ¿nos vemos mañana?- pregunto tomando su bolso y revisándolo como si algo se le hubiese podido olvidar, aunque solo era que buscaba algo que ver que no fuera el rostro de su pareja.

-si ¿por qué no traes a tu amiga mañana? Busque algunas recomendaciones para su estudio e inmueble- su tono seguía siendo suave y cuidadoso, buscando un tema en el que se sintiera cómoda. Supo que estaba en lo correcto cuando ella por fin lo miro con una expresión tímida y sonriente.

- Esta bien...a... ¿a qué hora te viene bien?- pregunto bajito.

-¿qué te parece si vas a la oficina sobre las 2 de la tarde?-se inclino un poco hacia ella y le beso la mejilla.

-está bien- Nina se encogió un poco ante el gesto pero siguió sonriendo.

-entonces hasta mañana.

Jasón salió del auto y se dio la vuelta para abrirle la puerta, la escolto hasta el ascensor y se despidió con un beso de buenas noches lamentándose no poder subir y llevarla hasta su puerta. Volvieron a despedirse después del beso y era bastante obvio que parecían reacios a separarse.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora