Futuro

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Mario se planeo la posibilidad de llevarse a su hijo en ese mismo instante, o quedarse a jugar con él hasta ver a Maya, pero noto que la chica con ellos estaba cada vez más nerviosa, a ese paso llamaría a la policía antes que a Maya, pero lo mas importante es que podía ver a los sujetos vestidos de civil tomar una sospechosa formación a su alrededor.

La idea de que su hijo tenía una escolta a su cuidado le genero sentimientos encontrados, el primer lugar le aliviaba ver que estaba bien cuidado, pero por otro lado... ¿quien había puesto aquella escolta? Esos se parecían a los métodos y el estilo de gente que Alexei Bucatti usaba.

Su propia gente estaba poniéndose alerta a su alrededor, estaba bien, estaba alerta esta vez, Maya no volvería a escapar. No lo permitiría, por ahora primero tenía que hablar con ella.

-¿por qué no te conocía?- Yeremaya lo vio con algo de resentimiento, el hasta esa mañana tenía muchas ganas de conocer a su papa, pero ahora que lo veía, se preguntaba ¿por qué no había aparecido antes?

-no sabía que existías o donde te encontrabas hasta hace poco. Muchas osas pasaron entre tu mama y yo-. Sonrió viendo a su hijo- si me lo permites quiero ser tu padre como se debe.

Yeremaya se lo pensó y no supo que decir.

-¿por qué no le preguntas a tu mama que opina primero?- pregunto intentando llegar al tema que quería de la forma menos dañina posible.

Yeremaya asintió rápidamente, se sentiría más seguro si su mama le daba su aprobación o le decía que hacer.

-dile que la extraño, que me llame- le entrego una tarjeta a su hijo, no porque Maya no conociera su número. El no había cambiado de número en todos aquellos años esperando que su esposa algún día se comunicara. Pero si le decía al niño "tu madre conoce mi número" eso podría crear problemas en su relación.

Yeremaya tomo la tarjeta y asintió. Andreas a su lado tenía una mala sensación viendo la expresión del padre de su amigo, pero no pudo descifrar que era y como no podía explicarlo no lo menciono.

En cuando Mario se alejo la sobrina de Antonio tomo rápidamente a los niños y los llevo de regreso al departamento. Había estado muerta de miedo!! ¿Que si ese sujeto se robaba a alguno de los niños y no podía detenerlo?

-no puedes creer en todo lo que dicen los extraños Yeremaya, ya tienes 12 años, no puedes ser tan crédulo- lo regaño enfadada, principalmente porque le preocupaba mucho el niño.

Andreas por su lado frunció el ceño cuando regañaron a su amigo, la gente siempre quería que Yeremaya cambiara, pero el preferiría que no lo hiciera, porque su amigo le agradaba como era. No se parecía al resto de los niños de su edad que eran muy tontos o los de la edad de Yeremaya que eran insoportables. Su amigo tenía una mezcla perfecta y no quería que se lo cambiaran.

Las personas en el departamento estaban hablando alegremente en la sala cuando entraron los chicos. Ambas madres se preocuparon al ver el rostro pálido de la niñera y cuando la chica le dijo que un extraño se había acercado a los niños y dicho que era el padre de Yeremaya, la madre de este sintió que le fallaban las piernas, pero aun cuando le entregaron la tarjeta de Mario.

Sabía que el momento en que los encontraran estaba sobre ellos pero aun así al llegar le golpeo con fuerza. Tuvo que sentarse en el sillón para procesar la información.

-Tranquila niña- maya escucho la voz conocida a su lado y una mano grande y firme en su hombro. Volvió la mirada y se encontró con el atractivo rostro de Alexei dándole ánimos. Sonrió débilmente y asintió recuperándose de a poco de la impresión.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora