–¿Qué quieres desayunar? – me pregunta Eros mientras caminamos en la primer planta del centro comercial. – Hay un restaurante de comida china, otra de comida oriental, mexicana por su puesto, comida rápida e internacional ¿Qué gustas?– Se me ha antojado una hamburguesa, ¿A ti?
– Una hamburguesa me parece perfecto. – sonríe y nos dirigimos al puesto de comida rápida.
El joven que atiende nos dedica una sonrisa cansada y toma nuestra orden, después nos da un numero de mesa y esperamos a que nos traigan los combos llenos de calorías que pedimos para desayunar.
– Hace mucho que no como una hamburguesa, bueno de hecho hace mucho que deje abandonada mi vida social.
– ¿La abandonaste por tu trabajo?
Asiento. – Y por los estudios, necesitaba estudiar mucho si quería mantener el puesto en el buffettte de Mady, era prestigioso y podría ayudarme a impulsar mi carrera.
– Un trabajo no debería de consumir tu vida social, tienes la oportunidad de hacer lo que quieras con tu vida. Deberías hacerlo, buscar la carrera que te apasione. – el mesero nos trae nuestros pedidos y Eros comienza a jugar con el popote de su bebida.
– No quiero hablar de eso Eros, quiero distraerme un rato y por ahora comer, mi cuerpo necesita alimento. – ambos reímos y nos concentramos en devorar nuestros deliciosos pedidos.
Los cuales desaparecen minutos después puesto que ambos no habíamos ingerido nada desde ayer el aperitivo del avión, el cual no es tan llenador para nuestra energía.
– ¿Te gustaría ir al cine? – pregunta de repente Eros y casi me atraganto con mi malteada de fresa con chocolate.
– ¿Justo ahora?
– No, bueno más bien otro día. Si quieres.
Asiento y recobro la compostura, me alegraba estar haciendo planes con Eros para olvidarme por un segundo que soy Anelisse Strong, la chica que estudia hasta cuando come y no tiene vida social porque se lo comió un reptil gigante llamado Maddy.
–¿Cuál es tu animal favorito? – exclama Eros con naturalidad y se hecha hacia atrás desparramándose en toda la silla.
Sonrió por su manera de aligerar el ambiente y respondo. – Me gustan las ballenas, son animales grandes y hermosas, a veces salen a iluminar el atardecer, la hora dorada. No lo se, son hermosas. ¿el tuyo?
– La tortuga, lo es desde que leí la fabula de la liebre y el conejo, porque representa que el que persevera alcanza y al final, los depredadores no son astutos como lo demuestran. La tortuga bien pudo haberse rendido sabiendo que no le ganaría a la liebre, pero no lo hizo y lucho, y le gano y demostró que no necesitas tener una cualidad dotada o un súper poder, ganaras la carrera de la vida siendo quien eres.
– Mi respuesta fue "porque las ballenas son hermosas" y tu me has dicho una explicación analítica y es tan interesante como indagas y no te quedas en lo superficial.
–¿Soy raro? – muerde su popote con los dientes de adelante mientras los aprieta y se acerca a mi un poco.
– No sería esa la palabra que te describiría. – volteo las palmas y él sonríe regresando a su posición inicial.
– Hola, ¿desean algo más o puedo traerle su cuenta? – nos cuestiona una rubia alta con los ojos azules y la piel pálida.
– La cuenta, estaría bien. – decimos los dos al unísono y la chica pone los ojos en blanco, uy alguien esta de mal humor.
– Pensé que eras tu la que estaba siempre de mal humor. – me dice por lo bajo una vez que la chica sale de nuestro campo visual.
– También lo creía. – saco de la funda de mi celular mi tarjeta de crédito y miro que Eros esta imitando mi acción, nuestros ojos se encuentran y lo amenazo con la mirada mientras niego con suavidad. – Es mi turno de pagar.
Me fulmina con la mitrada y niega.
–¿La chica era tu compañera en clase de biología? – la señalo y el niega divertido.
– No, creo que no tengo contactos en este local...pero me pareció ver que en el de comida mexicana estaba mi primo Eidhan.
Niego divertida y la chica rubia aparece dejándonos la cuenta en una carpeta chiquita y formal de color negro. Pongo la palma de mi mano sobre ella lo más rápido que me es posible y Eros imita mi acción, haciendo que su mano quede sobre la mía.
No voy a romper el contacto visual ni a sacar mi mano debajo de la suya y por lo visto el tampoco, me pregunto quien tiene más paciencia.
– Siento interrumpirlos en su cita llena de amor, pero necesito que desocupen la mesa, el lugar esta lleno y las personas no dejan de llegar. Que pague el que sea. – pero que amargada es.
Eros se sonroja y retira su mano de la mía. – Solo esta vez Anelisse, solo esta vez. – me sentencia.
La chica rubia suspira con frustración y yo sintió triunfantemente, saco mi tarjeta y se la extiendo.
– Oh vamos, debe se der una broma, ¿Usted no tiene cambio? – se gira y le habla a Eros.
Me muerdo el labio superior derecho para no soltar un grito de frustración, mi acompañante ríe y saca de su cartera el cambio exacto para saldar nuestras cuentas.
– Gracias. – sonríe la rubia una vez que hemos pagado y nos disponemos a salir. – Por cierto mi nombre es Raquel y mi turno termina a las cinco. – sonríe coquetamente y se marcha.
– Acaba de decirnos que estábamos en una cita y ahora te pide que pases a recogerla. – frunzo el seño y salgo del establecimiento con Eros pisando mis talones.
– Vamos, no seas celosa. No abandonare a mi compañera de avión por la chica rubia de las papitas crujientes. – se ríe Eros y ambos comenzamos a caminar directo a la primer tienda que vemos.
– No estoy celosa, – aclaro con sorpresa. – Solo que fue raro, no estoy diciendo que me deberías cambiar por esa rubia linda, solo digo que no estoy celosa porque somos amigos de avión, o bueno compañeros o eso que dijiste. No, yo no estoy celosa, no habría motivos. – trato de explicar mientras tropiezo con las palabras y enredo mi lengua.
Eros ríe paciente y divertidamente mientras ve mi frustración.
– Tranquila Anelisse, escuche tu punto, solo era una broma.
– Ya lo sabía. – entramos a la primer tienda departamental.
– Tomate tu tiempo para mirar y elegir lo que gustes, puedo servirte de cargador oficial. – hace voz de sargento y eso me hace reír.
–Oh. – veo un vestido blanco fresco, sencillo y bonito.
–Es hermoso. – me apoya desde atrás Eros.
– Lo pediré en mi talla. – sonrió y voy a buscar a la señorita encargada de esa área. – Solo para aclararlo, no estoy celosa.
Eros vuelve a reír con fuerza captando la atención de los pocos presentes que nos rodean.
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EL MAR TATUADO EN TU PIEL
Teen FictionAnelisse Strong es una chica enfadada debido a que la azafata le cambio el boleto de avión con destino a Medellín, Colombia y ahora, no hay vuelta atrás. Eros Ivanov se encuentra viajando por el aniversario luctuoso de sus padres. Piensa que estar...